María Blanco es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad CEU-San Pablo. Colaboradora habitual en prensa, radio y televisión, la suya es una de las voces más influyentes del liberalismo en España. De la mano de Carlos Rodríguez Braun y Luis Daniel Ávila, Blanco acaba de publicar Hacienda somos todos, cariño (Deusto, 2021), un divertido e iluminador ensayo sobre la propaganda de la Agencia Tributaria y la filosofía subyacente a tales mensajes.
¡Qué mal ha envejecido aquello de Concha Velasco cantando "Que viva el IVA"!
En el momento en que Concha saca esa canción, se asumía que pagar el IVA nos hacía "más europeos". Asociábamos la entrada en Europa con el progreso, de modo que pagar el IVA parecía ser otra forma de avanzar. En la práctica, hemos terminado viendo lo que significa el IVA, que no es más que un hachazo al poder adquisitivo de los contribuyentes.
La propia Concha Velasco terminó enfrentando grandes problemas con Hacienda.
Efectivamente. Siempre hay gente diciendo que hay que pagar más impuestos, sobre todo gente diciendo que otros tienen que pagar más impuestos. El caso es que a muchos artistas que tienen ese discurso públicamente luego se les ha vuelto todo eso en su contra, como un bumerán, porque han terminado sufriendo las garras de Hacienda.
A nuestra Hacienda parece que le encanta poner en la palestra a los famosos, exhibir sus malas artes fiscales y proceder a su sacrificio en la hoguera tributaria…
La gente parece que se enfada más cuando los asuntos fiscales rodean a un futbolista o a un artista, porque muchas personas creen que estos profesionales "solo dan patadas a un balón" o "solo se dedican a cantar". Pero lo cierto es que detrás de un futbolista de éxito o de un cantante popular hay una industria enorme. Precisamente por eso cobran mucho: porque generan mucho valor.
De Lola Flores a los Youtubers.
El caso de "El Rubius" está en boca de todos. Ha decidido irse a Andorra para pagar menos impuestos. Pero no es el único caso, simplemente el más reciente. Tenemos muchos ejemplos de empresarios, deportistas, artistas… que han hecho las maletas y se han ido de España en gran medida por motivos fiscales. También se van por otros costes que no son tributarios, pero que también están ahí. Por ejemplo, montar y operar una empresa es mucho más barato en otros países que en España. Aquí es casi un lujo ser autónomo y directamente prohibitivo el ser empresario. Si "El Rubius" tuviese menos renta y fuese un mero trabajador que se va a Andorra a dedicarse a la construcción, pues quizá le habrían criticado menos, pero en el fondo sería también una forma de exilio fiscal y económico.
El libro es muy novedoso. Nunca antes se había analizado de esta forma el discurso oficial con el que nos quieren hacer pagar más impuestos. Una de las conclusiones a las que llega el lector es que la Agencia Tributaria de Pedro Sánchez emplea las mismas trampas argumentales que la de Francisco Franco.
Hemos reconstruido la propaganda de Hacienda desde la segunda etapa del franquismo hasta nuestros días. Lo que decía el régimen es muy similar a lo que dice el gobierno actual. La diferencia es que Sánchez nos cobra muchos más impuestos, pero las justificaciones son las de siempre, no han cambiado.
No ocurre solo con el franquismo. Si nos hubiésemos ido a la II República, nos encontraríamos con mensajes parecidos. Si viajamos a otros países, los eslóganes de las autoridades tributarias son similares. ¿Qué nos dice todo eso? Que en dictadura y en democracia, en España y el extranjero… se maneja el mismo discurso de justificación de los impuestos.
¿Por qué?
Porque con independencia de si gobiernan unos u otros, lo que se pretende es legitimar al Estado de tal forma que nadie se oponga a sus avances más excesivos. Por eso vemos que cada vez obtienen más y más recursos de los contribuyentes. Nos han convencido de que todo lo que hace el Estado es por nuestro bien, cuando el Estado no deja de ser una estructura ocupada por personas con intereses concretos y guiados por claves políticas. La Escuela de Elección Pública hizo una contribución esencial a la hora de desmontar esa mirada y de reflejar la cruda realidad, pero claro, la propaganda gubernamental tiene mucho más alcance y a menudo caemos en la trampa de creer que nuestros intereses no los defendemos nosotros mejor que nadie, sino que es el Estado el que vela y cuida por nuestro bien y el de todos.
Hay quienes se fugan al extranjero y otros que no tienen esa posibilidad, pero se fugan… a la economía sumergida.
Conforme avanza la presión fiscal sobre los ricos, aumenta el número de ricos que hacen las maletas. Y los que pueden, se van. ¿Quienes quedan? Personas "atrapadas" por circunstancias personales, familiares o profesionales. Pero, como dices, incluso entre esas personas hay mucha gente que intenta salirse de la normativa fiscal aplicable, de ahí que tengamos una economía sumergida tan grande.
Lo más habitual es que esas personas se salgan de la economía formal porque no les queda otra. Y ahí vemos una paradoja. Te empujan a ello, porque hacen inviable operar con tantas cargas, y luego te demonizan, porque no pagas unas cargas inasumibles.
A pesar de la propaganda, se siguen ofreciendo facturas sin IVA.
A la hora de la verdad, mucha gente entiende que, cuando alguien defrauda el IVA, no lo hace porque quiere pagarse el veraneo en Marbella sino porque la vida está muy cara y muy difícil, hay poco empleo y pocas oportunidades, de modo que el fraude en el IVA u otros impuestos se percibe, al menos por parte de la sociedad, como una forma de salvar los muebles. En la propaganda de Hacienda se intenta satanizar eso. Por ejemplo, te enseñan imágenes de ancianos desatendidos para conectar su situación con el fraude y que parezca que una cosa lleva a la otra. Pero no cuela. Si todo el gasto fuese a atender situaciones de verdadera necesidad, pagaríamos muchos menos impuestos. Hay una enorme burocracia de por medio…
La armonización fiscal es el nuevo mantra de la propaganda fiscal. ¿Qué opina de este debate?
Lo que creo es que incluso un socialista inteligente debería estar dispuesto a favorecer el modelo de Madrid, porque la evidencia disponible muestra que genera más empleo y riqueza gracias a su sistema de impuestos bajos. Eso incluso le viene bien a las demás autonomías, que cada vez reciben más fondos recaudados en Madrid.
Los padres de la socialdemocracia siempre dijeron que para tener un Estado de Bienestar fuerte era necesario tener una economía fuerte, de ahí que en los países nórdicos siga habiendo bastante libertad económica. El problema no es que Madrid tenga impuestos bajos, sino que otros territorios tengan impuestos muy altos.
"Armonizar" impuestos es empobrecer Madrid, empobrecer a esa comunidad que se ha salido de la foto, ha hecho las cosas distintas y le ha ido mejor.
Ya sabe que Madrid está en el punto de mira precisamente por eso, por negarse a "tragar" con la propaganda favorable a las subidas de impuestos.
Esos mensajes hay que rechazarlos, porque encierran lo peor del socialismo. Una vez más, con este tema como con tantos otros, vemos que el socialismo quiere igualar hacia abajo, golpear la excelencia y primar una España subvencionada, en vez de una España en la que haya territorios que salen adelante por mérito propio.
Las comunidades autónomas que no solo no viven de ingresos generados en otros territorios sino que aportan a la "hucha común" resulta que no son aplaudidas, sino que son vilipendiadas. No sabría decir si es por envidia pero, desde luego, es por ánimo controlador, por la intención de acabar con esa independencia, esa autonomía que ha dejado en evidencia que bajando impuestos las cosas mejoran. Yo soy partidaria de la competencia fiscal, o sea que considero aberrante todo este debate, pero además es que me parece muy poco inteligente desde el punto de vista de quienes lo impulsan.
Decía Colbert que el arte de cobrar impuestos es desplumar al ganso para obtener más plumas con menos ruido, aquí lo que van a hacer es matar directamente al ganso, porque les cae mal… Pero ojo, que al margen de la "armonización" que podría llegar en 2022, en 2021 ya llevamos diez subidas de impuestos.
Diez subidas… ¡y las que están por venir! Están por ejemplo obsesionados con subirle la cuota a los autónomos, debería haber un clamor nacional por lo que están haciendo con ellos, son tres millones de españoles que han emprendido, que son independientes, que crean empleo y riqueza… y lo que están haciendo es matar todo eso.
Me parece indignante, es un despropósito que se pretenda salir de una crisis de este calado a base de disparar los impuestos. Este desparrame fiscal ojalá lo pudiese frenar Europa, pero dudo que puedan condicionar los fondos a una buena política impositiva, de modo que me temo que viene una nueva crisis de empleo, una recesión larga, un empobrecimiento progresivo y una caída de inversión que lastrará también el crecimiento futuro. Lo que sí espero es que, al menos, estos excesos contra los contribuyentes sean la tumba del gobierno. La gente puede llegar a un punto en el que ya se canse de que en un país se masacre continuamente al que trabaja e invierte, sobre todo porque mientras tanto se subvenciona a los amiguitos del Régimen. El maltrato resulta obvio y evidente, casi obsceno, y creo, o por lo menos espero, que la gente empiece a darse cuenta.