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EDITORIAL

Hecatombe laboral

El sector productivo español es cada vez más pequeño y sostener a un Estado que sólo sabe gastar, subvencionar y aniquilar la riqueza cada vez es más difícil.

La Encuesta de Población Activa (EPA) de cierre de 2020, que ha publicado el INE esta semana, no podía ser más catastrófica. España finalizó el año con una subida del paro de 527.900 personas, un 16,5% más que en 2019, hasta alcanzar la friolera de los 3.719.800 desempleados. Así, la tasa de paro se situó en el 16,13%, la más elevada desde 2017. 

Los estragos de la pandemia y la devastadora gestión del Gobierno de Sánchez e Iglesias también han tenido consecuencias por el lado de la ocupación. Con 622.600 empleos destruidos, no se publicaba un dato anual tan nefasto desde 2012, cuando la crisis del ladrillo aniquilaba las finanzas nacionales. Si Zapatero trató de ocultar la debacle que puso a España al borde del rescate total, ahora Sánchez e Iglesias siguen los pasos de su gran referente con una bochornosa maniobra de manipulación estadística. 

A pesar de que Nadia Calviño, con su cinismo desmedido, ose calificar como “positivo” que España se esté acercando a los 4 millones de parados oficiales, no hay más que analizar las cifras de la EPA para darse cuenta de la farsa.

Y es que, para empezar, la EPA no considera parados a los trabajadores en ERTE. Están en su casa sin trabajar y cobrando una prestación, pero las estadísticas los consideran ocupados. Y estamos hablando de entre 500.000 y 700.000 personas, según los organismos oficiales.

En segundo lugar, la EPA ha revelado que 2020 se saldó con 933.600 personas inactivas, que pueden trabajar pero no han buscado empleo por diversas razones, entre ellas los devastadores cierres de actividad dictados por la clase política para combatir la pandemia del coronavirus. A estos individuos la EPA no los considera parados porque no están en plena búsqueda de empleo.

Así las cosas, si a los 3.719.800 parados oficiales les sumamos los inactivos y los sometidos a ERTE, el colapso real del mercado de trabajo queda reflejado en la apabullante cifra de más de 5 millones de personas.

Pero hay más. Mientras que en los 12 últimos meses se han perdido 748.400 empleos en el sector privado, en el público hay 125.800 más. Así, el indecente triunfalismo del Gobierno está basado en un despilfarro inaudito que cerró el año con 3.379.100 individuos con nómina a cargo del contribuyente. Mientras, el sector productivo es cada vez más pequeño y sostener a un Estado que sólo sabe gastar, subvencionar y aniquilar la riqueza cada vez es más difícil.

El PIB de España se hundió un 11% en 2020, y la bomba laboral está a punto de estallar.

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