En los últimos días es probable que usted haya oído al Gobierno presumir de que "el coste de la energía en el mercado mayorista ha bajado un 40% en dos años". Y todo, gracias a la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa. Teresa Ribera, María Jesús Montero, Alberto Garzón… han sido muchos los miembros del Ejecutivo que han venido repitiendo ese argumento. También, es probable que, después de escucharles, usted haya ido a comprobar su factura —o haya hecho memoria— para verificar si esto era cierto. Si es así, no habrá tardado en darse cuenta de que su recibo, ni de lejos, ha disminuido en esa cuantía.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que esto solo le afecta si usted pertenece a los 11 millones de hogares que cuentan con una tarifa del mercado regulado o Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC). Si es así, debe saber que el precio del mercado mayorista no es el precio total que paga cada consumidor por la luz de su domicilio. Solo implica una parte del recibo —en torno al 40%—, aunque a los miembros del Ejecutivo se les haya olvidado especificarlo en varias ocasiones, dando a entender que es el precio final lo que se ha abaratado un 40% para los consumidores. Y, lo que es peor, que el Gobierno ha contribuido a este abaratamiento. Ambas afirmaciones son erróneas.
"Es una manipulación intentar confundir el precio del mercado mayorista —el precio de la electricidad liberalizado— con el que paga cada uno en su casa, cuando el recibo está cargado con impuestos y subvenciones. Es un cajón de sastre", señala el analista de mercados energéticos, Manuel Fernández Ordóñez, a Libre Mercado. Al recibo de la luz se le aplica el Impuesto Especial a la Electricidad del 5,11% y, sobre esa cifra, el 21% de IVA. Además, tiene una serie de costes fijos, como las subvenciones a las renovables o las del carbón. Por tanto, más de la mitad de la factura no depende del gasto eléctrico que haga el consumidor.
Con los datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE) a cierre de año, podemos observar que el coste de la energía, efectivamente, pasó de los 57,29 euros por megavatio-hora en 2018 a los 33,96 euros en 2020. Esto supone una caída de en torno al 60% del pool y una buena noticia para los consumidores, aunque represente una parte minoritaria del recibo. Pero no puede atribuírsele al Gobierno. Uno de los principales responsables no es otro que el coronavirus.
La pandemia (y no el Gobierno)
"El año pasado fue especialmente barato por la pandemia. El confinamiento hizo caer la demanda y, por eso, cayó el precio de la electricidad", explica el experto. Por mucho que los hogares aumentaran su consumo eléctrico en los meses del encierro, el parón de la actividad económica no pudo compensar la caída de demanda.
"Es como si el Gobierno celebrara que gracias a ellos hubo menos tráfico en 2020 o menos emisiones de CO2, ¡claro! porque estábamos todos en casa, pero no porque el Gobierno tomara alguna medida específica para ello", explica Ordónez. El experto señala la contradicción que supone apuntarse el tanto de la bajada del precio de la energía en 2020 y, ahora, cuando está en máximos este mes de enero, no asumir ninguna responsabilidad. "Es una incoherencia", apunta.
"La mayor penetración de las renovables —y su abaratamiento— en los últimos años y la bajada del precio del gas y el petróleo también influyeron en la bajada del precio de 2020", añade. De nuevo, nada tienen que ver en este punto Sánchez e Iglesias. Eso sí, ahora mismo, el precio de la electricidad está en máximos porque España tiene que tirar de gas, que también está en máximos por el aumento de la demanda en buena parte del planeta debido a la ola de frío. El motivo de tener que recurrir a esta fuente de energía más cara es que las renovables no son capaces de producir energía suficiente porque no hay ni sol ni viento. Es llamativo que Garzón no tenga en cuenta este punto cuando clama a "apostar por las renovables" para reducir la factura eléctrica, ya que estamos comprobando que en determinadas épocas del año no están disponibles.
De ahí que apostar por las renovables sea la mejor manera de reducir la dependencia exterior "energética" y aislarnos de la volatilidad de los precios de las materias primas en los mercados internaciones, reduciendo el coste de la factura para las familias trabajadoras. pic.twitter.com/OGIMdcFst2
— Alberto Garzón🔻 (@agarzon) January 12, 2021
De las escasas medidas que ha llevado a cabo el Ejecutivo socialista para hacer que los consumidores paguen menos por la luz fue suspender en 2018 el impuesto del 7% a la generación eléctrica únicamente durante seis meses. "Y no se notó mucho en los precios", asegura Ordóñez. Es más, el experto ya le respondió a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que "la luz en nuestras casas no ha bajado nada en 2 años", con los datos de Eurostat, por lo que está faltando "gravemente a la verdad". En el primer semestre de 2020, el precio que pagó un consumidor doméstico se situó en los 0,2239 euros/kWh.
Me temo que la ministra falta gravemente a la verdad
Le hablan de la factura de la luz y ella habla del mercado mayorista para tratar de confundir 💃💃
La luz en nuestras casas NO HA BAJADO NADA en 2 años
— Fernández Ordóñez ☢️☢️⚛️⚛️ (@fdezordonez) January 11, 2021
2º Semestre 2017 = 0,2177 €/kWh
2º Semestre 2019 = 0,2394 €/kWh https://t.co/GWgbd2DtDT
España es el quinto país con la electricidad más cara de Europa y una de las razones son los costes fijos del recibo que están relacionados con las decisiones políticas, que han ido tomando los diferentes gobiernos. De momento, el Gobierno se niega a bajar el IVA de la luz del tipo general y se excusa en que a Bruselas no le gustaría, aunque no se trate de una prohibición. El Gobierno comunitario "apunta habitualmente en sus informes que España tiene una recaudación relativamente baja en el IVA por el uso intensivo del tipo reducido y superreducido", señalaba esta semana la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en rueda de prensa. Solo Dinamarca, Alemania, Bélgica e Irlanda superan a nuestro país en lo cara que es su electricidad para los consumidores.
Hace unas semanas, Teresa Ribera anunció que cargaría parte del coste fijo del recibo —7.000 millones de euros— a todas las compañías energéticas y, acto seguido, las petroleras ya advirtieron de que repercutirán el coste en sus clientes. Es decir, ahora, el Gobierno sí podría estar tomando una medida para abaratar el recibo de la luz, pero con el efecto de trasladar ese dinero del bolsillo de unos consumidores a otros.