El Gobierno de Sánchez e Iglesias ha decidido congelar el SMI en el arranque de 2021 en los 950 euros, a la espera de incrementar esta cifra en los próximos meses. Como era de esperar, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no ha logrado convencer a la CEOE para elevar este coste empresarial en mitad de la crisis económica que ha desatado la pandemia del coronavirus, aunque eso no significa que no vaya a llevarlo a cabo.
Como el debate sobre las sucesivas subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) es eterno, a continuación, revisaremos la evidencia empírica para España sobre sus efectos y parte de la evidencia internacional.
Efectos de la subida del SMI en España
El PSOE no es el único que ha llevado a cabo aumentos del Salario Mínimo en España. En 2017, el Gobierno de Mariano Rajoy aumentó el SMI hasta los 850 euros. ¿Cuáles fueron sus efectos?
El Banco de España publicó en 2019 una estimación sobre las consecuencias de este aumento. Según su investigación, de los 384.000 trabajadores afectados por el SMI, 12.000 perdieron su empleo como consecuencia de la subida, lo cual compensó el efecto del aumento salarial del resto de trabajadores afectados y causó que la masa salarial no variase como consecuencia del aumento. Esto hace aumentar la desigualdad, al conservar algunos trabajadores su empleo con un mayor salario y perder otros su empleo. Según el Banco de España, el aumento del Índice de Gini por esta medida fue de 0,2%.
No a todos los grupos de edad les afecta por igual. En España, de los mayores de 45 años afectados, el 10,7% perdieron su empleo y su probabilidad de de perder el empleo fue del 40,9%, en lugar del 14,1% que habría sido sin el aumento del SMI. En términos generales, la probabilidad de no tener empleo un año después para alguien que cobraba el Salario Mínimo en 2016 fue del 22,9%, mientras que esta habría sido del 17,1% si no hubiera habido un incremento del SMI en 2017.
Pero la estimación del Banco de España no es la única que se ha hecho sobre el incremento del SMI en España, ni tampoco se ha estudiado sólo la subida del 2017. En el año 2019, el Gobierno de Pedro Sánchez aumentó el Salario Mínimo hasta los 900 euros mensuales, y este aumento fue estudiado por la AIReF. Según su estimación, esta subida habría causado una pérdida de afiliados a la Seguridad Social de 19.000 y 33.000 trabajadores en 2019, siendo los jóvenes y las regiones con salarios más bajos quienes más soportan este coste.
¿Aumentar el SMI siempre destruye empleo?
Hasta ahora hemos visto, en este artículo, ejemplos de cómo un aumento del Salario Mínimo puede destruir empleo. Sin embargo, ¿es siempre así?, no.
Los mercados laborales pueden aproximarse a uno de competencia perfecta, en el que un Salario Mínimo por encima del salario de equilibrio hará aumentar el desempleo; o a un monopsonio, en el que una sola empresa asume la demanda de trabajo; o a un oligopsonio, en el que dicha demanda la asume un pequeño grupo de empresas. En los mercados laborales que más se aproximan a estos dos últimos tipos, un incremento del SMI aumenta los salarios y el empleo, pues la falta de competencia por los trabajadores hace que el salario pagado esté por debajo de lo que estaría en un mercado más cercano a la competencia perfecta, como señaló un estudio publicado en la Oficina estadounidense de investigación económica (NBER, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, esto no es una excusa para subir siempre el Salario Mínimo, pues el mismo estudio demuestra que, en los mercados menos concentrados, el aumento del SMI puede causar un significativo aumento del desempleo. En el mapa inferior puede observarse el grado de concentración económica en Estados Unidos, según el Índice de Herfindahl, representando los colores más oscuros los mercados más concentrados y viceversa.
Para fijar un Salario Mínimo, importan también las características de los trabajadores (cualificación, edad…). En España, ni dichas características ni el grado de concentración del mercado se han tenido en cuenta al aumentar el SMI. Según el estudio de Marimpi & Koning (2018), que utiliza datos de 30 países de la OCDE (de los cuales 21 de ellos han impuesto un Salario Mínimo) desde el año 2000 hasta 2014, los países con un mismo Salario Mínimo para toda la población tienen un menor empleo joven que aquellos que permiten tener distintos salarios mínimos por grupos de edad.
Sus conclusiones se pueden apreciar en las gráficas inferiores, en las que el grupo 1 de la primera se refiere a la tasa de empleo en países con Salario Mínimo y el grupo 2, a países sin él. En el siguiente gráfico, el grupo 1A, hace referencia a países con un Salario Mínimo distinto para jóvenes y el grupo 1B, a países con un mismo Salario Mínimo para todos los grupos de edad.
Además, la concentración del mercado, cualificación y edad no son los únicos factores que se podría recomendar tener en cuenta. También deberíamos fijarnos en el territorio en que nos encontramos. No supone lo mismo el mismo SMI para Madrid que para Extremadura, donde el SMI se encuentra más cerca del salario mediano y podría causar mayores pérdidas de empleo que en la CAM.
Por tanto, hay algunas hipótesis en las que el Salario Mínimo no tiene por qué destruir empleo y lo que puede demostrase es que, antes de aumentarlo, hay que tener en cuenta una serie de factores, tales como la competencia en el mercado laboral, la cualificación, edad y lugar donde se quiere aumentar. Sin embargo, los políticos españoles no se han parado a ello.