Nadie esperaba que el gran plan del Gobierno para el comercio, el turismo y la hostelería provocara entusiasmo en un sector al que, cuando no lo ha vilipendiado, lo ha menospreciado o ninguneado. Pero lo que ha dado a conocer es otra cosa. Una tomadura de pelo o una afrenta.
"Era el compromiso del Gobierno y lo hemos cumplido para no dejar a nadie atrás", proclamaba el martes sin vergüenza Reyes Maroto, ministra del Gobierno tremendamente responsable de que 75.000 bares hayan echado el cierre para siempre. Un Gobierno que ahora pretende erigirse en salvador del sector regándole 4.220 millones de euros.
Como siempre, mienten.
Buena parte de ese monto no va a consistir en fondos directos. Es más, el Gobierno no ha incluido en su plan ninguna ayuda directa, como demandaban los interesados y se ha hecho en varios países de Europa. La sobrecogedora realidad ocultada por Sánchez y su banda es que las arcas del Estado están vacías y los social-comunistas están deseando que les llegue el socorro europeo para ir tapando los agujeros que ellos mismos están generando o agrandando.
El mágico plan del Ejecutivo incompetente y manirroto comandado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias consiste en gran medida (2.668 millones) en... ¡aplazamientos tributarios! , mientras que sólo contempla rebajas fiscales por valor de 117 míseros millones... y sólo para los que tributan en el régimen de módulos. La gran estafa se sustancia en que hosteleros, hoteleros y comerciantes habrán de soportar una deuda con el Fisco que tendrán que empezar a abonar al cabo de seis meses, por partida doble y con tres meses intereses. Mientras, tendrán que seguir pagando a sus empleados y proveedores y evitar el cierre de sus negocios, condenados a la ruina por quienes encima ahora se las dan de grandes benefactores del sector.
El Gobierno social-comunista pretende que los machacados empresarios españoles manejen sus cuentas como ellos manejan las del Estado: sin el menor rigor y confiados en el socorro externo. En dos años, Sánchez, doctor en Economía, ha elevado el endeudamiento de los españoles en 3.142 euros por persona y en 168 millones diarios.
No hay manera de ser optimistas: ni saben ni quieren saber de economía. Son una maldición y pretenden someter a todas las fuerzas productivas. Si Europa no les pone freno, el daño que van a provocar va a ser devastador. Y ellos, tan contentos.