No contento con que España sea el único gran país europeo que sube los impuestos en plena crisis económica, el Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pretende dar otra vuelta de tuerca a una legislación letal para la preservación y creación de empleo como la referida al Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Así, y a pesar de la inicial oposición de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, que pretendía congelarlo en los actuales 950 euros al mes, la extrema izquierda podemarra se ha impuesto y el Ejecutivo finalmente ha confirmado que se subirá –sin concretar importe– con independencia de cuál sea la posición de la patronal.
Dado que la última subida del SMI destruyó empleo antes incluso de la crisis sanitaria causada por el coronavirus, elevar coactivamente una vez más el umbral salarial por debajo del cual queda prohibido ofrecer un empleo a un trabajador será demoledor para la agricultura, la hostelería, los jóvenes y, en general, los trabajadores menos cualificados, en un momento especialmente angustioso. De hecho, la solución no sería simplemente congelar el SMI vigente sino transitar hacia una legislación de salarios libres que no usurpara el derecho que debería asistir a cada trabajador a la hora de fijar cuál es su particular salario mínimo, por debajo del cual no aceptaría una oferta laboral. De esa forma, España formaría parte de los países que carecen de las coactivas legislaciones de salario mínimo, que por cierto suelen ser los que tienen salarios medios más altos y más bajas tasas de paro.
Los políticos deben alejarse de la demagogia y entender de una maldita vez que la cuantía de los salarios no depende de la generosa voluntad del legislador, sino de la productividad del trabajador y de la libre concurrencia entre los que ofrecen y demandan empleo. Fijar por encima de esa libre concurrencia el salario que ha de percibir un trabajador no implica mejoría alguna para éste, sino que le condena al desempleo o a la economía sumergida. De hecho, hasta socialistas como Calviño y el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, vincularon en su momento la subida del paro a las contraproducentes subidas del SMI aprobadas por Sánchez.
Sea como fuere, queda nuevamente en evidencia que Podemos y el sector podemizado del PSOE son los que llevan las riendas en un Ejecutivo presidido por un sujeto al que lo único que le quita el sueño es la idea de desalojar la Moncloa. Así las cosas, no es de extrañar que España sea y vaya a seguir siendo el país que lidere, junto a Colombia, el ranking de paro de la OCDE.