Cada día queda menos para poder aprovechar las ventajas fiscales que ofrecen en España los planes de pensiones privados (tercer pilar de las pensiones), ya que el próximo 1 de enero entrará en vigor la reforma puesta en marcha por el Gobierno de Sánchez e Iglesias y que reducirá la aportación máxima en planes individuales de 8.000 euros a 2.000, lo que lamina de manera drástica los beneficios fiscales reales que aportaba este producto de ahorro a largo plazo.
Esto, unido a la falta de definición sobre la nueva legislación que se pondrá en marcha sobre los llamados planes de empleo (segundo pilar de las pensiones), así como la imperiosa necesidad de fomentar el ahorro privado ante el inevitable proceso de reducción de poder adquisitivo que viven las pensiones públicas, hacía necesario un debate en profundidad y lo hemos tenido en Libertad Digital.
En un nuevo encuentro digital, Libertad Digital, gracias al impulso de Ibercaja Pensión, ha reunido a grandes expertos en la materia para analizar la situación del sistema público de pensiones, su evidente insostenibilidad y, como consecuencia, su progresiva disminución, así como la situación en la que queda el resto de alternativas privadas de ahorro tan necesario en nuestro país para evitar que dentro de apenas una década España cuente con una importante masa de personas que afrontan la última etapa de sus vidas en situación de precariedad.
Así, los expertos José Carlos Vizárraga, director de Ibercaja Pensión, el profesor Enrique Devesa, doctor en Economía Universidad de Valencia, Vicente Varó, de Finect, y Domingo Soriano, especialista en pensiones de Libertad Digital, analizaron los "nuevos retos del sistema de pensiones privadas".
Partiendo de la situación que atraviesa el sistema público de pensiones y su diseño hace que "cuando proyectas las cifras te asustes", decía el profesor Enrique Devesa quien considera que las recomendaciones del Pacto de Toledo son un "simple maquillaje", ya que el gasto en pensiones amenaza con dispararse y esto va a suceder, porque, como decía Vicente Varó, la cifra, esa que tanto asusta es consecuencia de que "en 2050 seremos el doble de pensionistas de los que somos ahora y con esto está dicho todo, sobre todo, porque no estamos haciendo nada para ahorrar".
Domingo Soriano denunciaba que el Ejecutivo jugaba al "trilerismo presupuestario" con los tres pilares de las pensiones, el sistema público, los planes de empresa y los planes privados, ya que ahora quitan la mayor parte de los incentivos fiscales de los planes privados de pensiones para prometer que lo recuperarán en los llamados planes de empleo, aunque todavía no han anunciado ninguna medida al respecto.
Y este ha sido precisamente uno de los asuntos más destacados por los expertos. Explicaba José Carlos Vizárraga, director e Ibercaja Pensión que a partir del 1 de enero la aportación máxima posible pasa de 8.000 euros a 2.000, lo que lanza un mensaje equivocado a la población: "Parece que lo que le decimos a la gente es que no se debe ahorrar tanto para el futuro". Eso sí, el Gobierno dice que lo hace para fomentar los llamados planes de empleo (esos que ponen en marcha las empresas para sus empleados, en los que una parte la pone el empleado, otra la empresa y otra la administración). Pero el Gobierno todavía no ha dicho cómo va a incentivar estos planes y el problema es que "hoy en día ni el 1% de las pymes tiene un sistema de ahorro mediante plan de empleo con lo que, si pretenden poner aportaciones máximas en estos planes de 8.000 euros, estamos hablando de ciencia ficción".
Además, recordaba Vizárraga que también están por llegar los planes de pensiones europeos, que van a competir con los españoles y que amenazan con dejar a los planes de pensiones privados españoles "a la cola".
En cualquier caso, decía Vizárraga que estos planes de empleo, bien entendidos y diseñados pueden ser muy positivos para los ahorradores. La parte negativa es que no debería ser excluyente y tendría que complementar el tercer pilar de los planes privados.
Precisamente sobre esa dinámica que establece el Ejecutivo de desincentivar los planes privados para incentivar los planes de empleo, Vicente Varó de Finect reflexionaba que si el Gobierno es lo que quiere, que lo haga, pero que no quite uno de los incentivos hasta que tenga preparado el otro, que al final es lo que ha hecho.
La necesidad del ahorro
Si en algo coincidieron todos los invitados a este encuentro digital es en la imperiosa necesidad de ahorro. Domingo Soriano ponía el dedo en la llaga y señalaba que lo que no puede ser es que "haya tan poca gente que ahorra a largo plazo" y, precisamente por eso, los cambios legislativos auspiciados por el Gobierno van en la dirección opuesta por desincentivar ese ahorro. El mensaje que lanza el Gobierno con esta reforma "va en la dirección opuesta la que debería".
Enrique Devesa insistía en que "hay que seguir ahorrando" y José Carlos Vizárraga no sólo insistía en la necesidad de ahorrar sino que hay que hacerlo a pesar del Gobierno. "Si ahora la aportación máxima en los planes de pensiones es de 2.000 euros, ahorrémoslos, y luego barajemos otras alternativas: están los fondos de inversión, los seguros colectivos, etc". Y remataba: "Nuestro mensaje es educar al cliente y pedirle que asuma cierto riesgo" en renta variable para lograr mejores resultados. Finalmente, insistir: "Pero que ahorren y ese ahorro tiene que doler un poco".
La virtud del plan de pensiones
Y si esta decisión es tan mala es precisamente porque acaba con una de las vías de ahorro a largo plazo más populares entre los españoles. Básicamente, el ahorro del español medio está en la compra de vivienda y la alternativa mayoritaria es el plan de pensiones, ya que "tiene un nombre que ya incentiva a ahorrar a largo plazo", decía Domingo Soriano. Sobre esto, Vicente Varó añadía que estos planes no necesitaban un desincentivo, sino una mayor y mejor competencia para ofrecer mejores productos cada vez.