El gobierno de Pedro Sánchez prepara su asalto definitivo al "modelo madrileño" y, fracasados sus ataques a la estrategia sanitaria de Isabel Díaz Ayuso, se dirige ahora contra el sistema tributario de la región, caracterizado desde hace años por imponer una fiscalidad más atractiva que el resto de territorios nacionales.
Pero seria un error asumir que la estrategia de Moncloa solo perjudicaría a Madrid. Y es que la pretensión del gobierno de España de forzar a Díaz Ayuso a subir los impuestos puede tener un efecto indirecto muy nocivo para los intereses del resto de autonomías. Así, los perdedores no son solamente los madrileños, sino todos los españoles, incluidos los de aquellas comunidades en que los partidos nacionalistas creen que este tipo de ofensiva puede generarles algún tipo de ventaja económica.
La clave para entender las consecuencias reales que puede desatar una intervención de este tipo radica en el empobrecimiento que sufriría Madrid en caso de ser obligado a subir los impuestos. Recientemente, la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) presentó un informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) en el que estima el coste de una "armonización fiscal" volcada en recuperar el Impuesto sobre el Patrimonio y acabar con la bonificación del 99% en el Impuesto de Sucesiones.
Durante la presentación del estudio, CEIM e IEE comentaron que el golpe al PIB madrileño podría alcanzar el 2% del PIB. Por lo tanto, por 1 euro recaudado a través de la "armonización fiscal", la producción económica de la Comunidad de Madrid caería 5 euros. El saldo total sería claramente deficitario y generaría un aumento testimonial de los recursos públicos a cambio de golpear severamente al sector privado de la región.
Ese empobrecimiento minaría la capacidad de la economía madrileña de "tirar del carro" y aportar riqueza a otras regiones. Pero el golpe también se trasladaría al terreno fiscal, puesto que un descenso del PIB también iría de la mano de una menor capacidad de aportación al Fondo de Garantía de Servicios Públicos. Según los datos del Ministerio de Hacienda, Madrid ha aportado 31.700 millones a este Fondo durante los diez últimos años. De cada 10 euros inyectados a otras comunidades, siete vienen de Madrid. En el caso de Cataluña, la segunda región que más recursos ha inyectado en dicho Fondo, la aportación acumulada es de apenas 11.200 millones.
Es importante recalcar, además, que solo el 22% de los impuestos que recauda Madrid terminan finalmente en las arcas regionales. En cifras absolutas, hablamos de unos ingresos de 84.000 millones que, no obstante, se ven aminorados hasta los 19.000 millones una vez se aplican transferencias, mecanismos del sistema de financiación autonómica, etc.
Así, un Madrid más rico es también un Madrid que aporta más riqueza al resto de España y, específicamente, los mismos gobiernos autonómicos que piden más impuestos en la comunidad gobernada por Díaz Ayuso pueden acabar lidiando con una sorpresa inesperada. No en vano, si la comunidad que más recursos aporta al resto de España sufre una importante caída de su PIB como consecuencia de la "armonización fiscal", la menor recaudación derivada de dicha crisis terminará reduciendo los recursos que son redistribuidos entre otras regiones.