El Banco de España ha publicado recientemente un breve informe en el que estudia el encaje entre la oferta y la demanda de empleo para cada tipo de titulación universitaria ofertada en España. Desde el organismo supervisor recuerdan que la formación terciaria suele ir de la mano de una retribución salarial más elevada, pero también recalcan que existen fuertes diferencias en los niveles de renta asociados a uno y otro tipo de estudios superiores.
Brindusa Anghel, Sergio Puente y Ana Regil, los autores del estudio, apuntan que "la tasa de paro de los universitarios españoles con edades comprendidas entre 30 y 34 años fue, en 2018, aproximadamente el doble que la de sus homólogos europeos. Por lo tanto, cabe preguntarse hasta qué punto ese diferencial puede explicarse por la distinta especialización de los universitarios españoles en cuanto a las titulaciones escogidas".
Para ponderar esta hipótesis, el documento del Banco de España plantea diversas líneas de estudio. Por un lado estudia el tipo de carreras más demandadas en nuestro país, pero no detecta grandes discrepancias respecto al promedio comunitario. De hecho, el informe desmonta la percepción de que la tasa de paro de los españoles es más alta en campos como las artes o las humanidades, puesto que en tales sectores hay menos titulados desocupados en España que en Europa. Por lo tanto, si la especialización elegida por los estudiantes españoles hubiese sido idéntica al promedio europeo, el paro entre dicho colectivo sería muy similar al que se observa en la actualidad, ya que no se aprecian grandes divergencias en este sentido.
Por otro lado, el informe del organismo encabezado por Pablo Hernández de Cos evalúa las preferencias por sexo, pero tampoco en este apartado se observan contrastes dignos de mención, puesto que las especializaciones más recurrentes entre hombres y mujeres son similares a nivel nacional y continental. En la misma línea, la brecha entre la tasa de paro de los hombres y las mujeres de entre 30 y 34 años arroja un diferencial muy pequeño, de 1,6 puntos porcentuales, por debajo del promedio europeo. Tampoco es esta, pues, una línea de explicación certera.
Descartadas estas dos posibles explicaciones (la de la especialización y la de las preferencias sexuales), los autores constatan que España sí presenta un mayor porcentaje de trabajadores con títulos universitarios en campos laborales que no requieren tal nivel de preparación.
Este problema, comúnmente referido como el mal de la "sobrecualificación", lo interpretan los autores como un indicio de que el verdadero problema estaría, pues, en "una menor calidad de la educación superior" y "una menor capacidad del mercado de trabajo para absorber adecuadamente los flujos de nuevos titulados".
Un sistema eminentemente público
De acuerdo con los datos oficiales, España cuenta con cerca de 50 universidades públicas y alrededor de 30 centros privados de educación superior. Sin embargo, aunque los centros de titularidad estatal suponen el 60% de la oferta, su alumnado asciende al 85% del total de jóvenes que cursan estudios superiores en nuestro país.
Según el QS World University Rankings, que jerarquiza a las distintas universidades del mundo de acuerdo con su calidad, solo dos universidades españolas figuran entre las doscientas mejores del globo. La valoración de nuestro sistema universitario mejora si nos fijamos en los índices referidos a las escuelas de negocio, donde los programas de posgrado de gigantes como IE Business School, IESE o ESADE logran destacadas posiciones en distintos índices internacionales elaborados por Financial Times, Wall Street Journal o The Economist.
¿Qué hay del vínculo entre formación superior y mercado de trabajo? Según el ranking del New York Times que valora la empleabilidad alcanzada por las universidades sí vemos que IE University figura entre las veinticinco universidades más destacadas. Por otro lado, el U Ranking que componen la Fundación BBVA y el IVIE destaca la capacidad de centros como la Universidad Nebrija, la Universidad de Deusto, la Universidad de Mondragón y la Politécnica de Valencia.