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Domingo Soriano

Cuatro consejos para que Wyoming mejore sus relaciones con Hacienda

Todos tenemos en la cabeza artistas, escritores, cineastas, actores o deportistas que se declaran escandalizados por los bajos impuestos que pagan.

Todos tenemos en la cabeza artistas, escritores, cineastas, actores o deportistas que se declaran escandalizados por los bajos impuestos que pagan.
Una imagen de archivo, de El Gran Wyoming, durante un programa de 'El Intermedio'. | Atresmedia

No sólo los artistas tienen problemas con Hacienda. ¡Que levante la mano el autónomo o pequeño empresario al que no le ha llegado una notificación o una apertura de paralela de la AEAT! ¿Por qué? Por todo. Por un cambio de criterio sobre cómo contabilizar un gasto o por esa forma de facturar, a través de una empresa, que siempre estuvo en cuestión... pero que antes los inspectores no miraban tanto y ahora no dejan pasar ni una.

Además, a lo largo de todo el proceso el contribuyente comprueba a menudo una llamativa desigualdad. Desde las obligaciones de documentación (a veces parece que la carga de la prueba, de su inocencia, corresponde al acusado) hasta el desequilibrio en las consecuencias para las partes: si el proceso judicial sale bien para Hacienda y gana... el acusado lo paga todo (normalmente ya había abonado antes la cantidad requerida y, tras perder, le tocan multas, costas, demoras, etc); si el que gana el recurso es el contribuyente... pues el inspector que ha abierto el expediente no va a sufrir demasiado: se vuelve a su despacho tan tranquilo y comienza otro proceso.

No es extraño, por lo tanto, que muchos paguen incluso pensando que tienen razón. Les sale más barato hacerlo que tirarse 5-6 años sufriendo y pensando qué pasará si pierden. Y no es extraña tampoco esa sensación de que en ocasiones se abren procedimientos para ver si pillamos algo por ahí, con una interpretación extensiva de tal o cual norma.

Las quejas de 'Wyoming'

José Miguel Monzón Navarro, más conocido como Gran Wyoming, podría haber utilizado alguno de estos argumentos. De hecho, alguno se intuye en el comunicado que publicó hace unos días, tras saberse que había perdido un juicio con Hacienda.

Aunque fue más claro, en lo que respecta a sus líos con el fisco y al fondo del asunto, hace unos años, en 2014, cuando se supo que había sido condenado a pagar más de 900.000 euros: “Yo tenía una sociedad, una productora, que en su día estaba bien y, de repente, cambió el criterio y ahora está mal. Me metieron un puro que alucinas. Yo he pagado eso. He recurrido y ahora me han dicho que está perdido, pero yo no he defraudado”.

En resumen, le pasó lo mismo que muchos otros contribuyentes que hicieron una interpretación generosa de la norma. Ese asesor que te dice “todos lo hacen, es complicado de demostrar, factura a través de la sociedad y luego ya veremos si cuela”. Y a veces cuela... y otras no.

Como decimos, Monzón esta semana no ha entrado en tantos detalles sobre el fondo del asunto y se ha centrado más en los medios, los titulares que ha generado su caso y las fake news. Su tesis es que Hacienda no le reclama "absolutamente nada", porque ya pagó en su momento, y que lo que se ha conocido ahora es la resolución al recurso que interpuso "por no estar de acuerdo con las cantidades que demandaba" el organismo público. Por eso, el Gran Wyoming emitía hace unos días ese comunicado para "desmentir una noticia falsa aparecida en un medio de comunicación y reproducida con una celeridad inusitada por un sinfín de medios más".

Por supuesto, Monzón tiene el mismo derecho que cualquier otro contribuyente a reclamar a Hacienda. Lo que se intuye más complicado es la otra parte de su discurso. Y no hablamos sólo de las excusas de esta semana, sino de lo que ha venido manteniendo en los últimos años. Aquí usaremos tres fuentes: el comunicado de esta semana tras la exclusiva de Voz Populi, una entrevista que ofreció a JotDown hace unos años y un artículo en El Plural sobre el “acoso y derribo” que estaba sufriendo el humorista a costa de sus procedimientos con la AEAT (un artículo en el que se citaban numerosos entrecomillados de una entrevista que el presentador tuvo con Iñaki Gabilondo).

Siguiendo sus propios argumentos, hay cuestiones que son más complicadas de entender.

- Una noticia "reproducida con una celeridad inusitada por un sinfín de medios más"

Wyoming se siente víctima de una persecución. “Me reprochan todo el rato” que sea rico, le decía a Gabilondo mientras el presentador vasco asentía con cara de comprender lo que es eso. En la misma línea marchaba el titular de El Plural: "Acoso y derribo".

Se queja el humorista madrileño de que muchos medios (nos imaginamos que incluye aquí a Libertad Digital) amplifican lo que no dejan de ser un diferencia de criterio entre Hacienda y un contribuyente. Y que se analizan con detalle sus propiedades y su enorme patrimonio, algo que no se hace con la mayoría de los personajes públicos.

Llama la atención que sea Wyoming, que en su programa se dedica precisamente a esto (a señalar con el dedo las incoherencias o faltas de otros), el que se declare víctima de una persecución. Habría que preguntar a las personas que han salido en su espacio en estos años (muchos de ellos de forma reiterada) qué piensan al respecto.

Pero, además, hay un punto que siempre se le olvida recordar: la relación del discurso con la noticia.

Si mañana pillan al obispo de Mondoñedo saliendo de un club de alterne, probablemente se monte un pequeño escándalo. Y, por supuesto, la noticia no sería que un hombre de 50 ó 60 años visite un prostíbulo... eso pasa miles de veces cada día en España y no sale en los períodicos (más allá de lo que cada uno piense sobre los clientes de estos lugares). La noticia es que cacen al que denuncia desde el púlpito a los que hacen algo parecido.

- "Hacienda no me reclama absolutamente nada. Estoy al corriente de pagos"

Esto lo explicamos ya hace unos años: Monzón está al corriente de pago... porque le han pillado.

Sobre si se le puede llamar o no "defraudador", volvemos al ejemplo del párrafo anterior y pensemos qué diría Wyoming en su programa de un político del PP al que Hacienda abriese una inspección y al que sancionase por facturar a través de una sociedad.

Así lo explica Rubén Arranz, uno de los periodistas que adelantó la noticia, en Voz Populi:

La sentencia recuerda que Hacienda tachó el comportamiento de Monzón de 'voluntario y culpable' y afirmó que no se puede apreciar 'buena fe' en sus acciones, dado que ‘su conducta ha ido encaminada a eludir su carga tributaria por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en los ejercicios 2005 y 2006.

Tampoco ha sido el único disgusto que le ha dado el fisco en los últimos años, puesto que también le obligó a abonar 910.000 euros por razones similares. Entonces, echó la culpa a sus asesores. Es decir, es culpable y reincidente.

Decir que ya has pagado después de que Hacienda te abra una inspección y te multe es casi como un ladrón que sea capturado saliendo del banco y diga que se ha entregado a la Policía.

Por supuesto, esto no implica que Monzón no pueda tener razón. Hay muchos casos en los que el contribuyente acaba siendo multado por actos que antes no se perseguían. Incluso, uno puede discrepar de una sentencia y pensar, diga lo que digan los tribunales, que tenía razón: el Estado de Derecho no implica compartir todas las sentencias... sino acatarlas.

Pero la excusa de que si pagas la multa no eres defraudador es absurda. Todos los sancionados por la AEAT pagan (salvo que oculten sus bienes) de una u otra forma: si hay algo que Hacienda sabe hacer es cobrar. Del mismo modo, también es habitual que el sancionado pague cuando se le notifica la sanción derivada de la inspección, incluso aunque ponga un recurso ante los tribunales: la clave es que al saldar la deuda con Hacienda se limitan daños futuros (recargos y apremios). Por eso, muchos asesores recomiendan abonar la deuda cuanto antes incluso aunque uno piense que tiene razón en el litigio (luego, si gana, se le devolverá lo abonado con intereses).

Los consejos

Llegados a este punto, sin embargo, vamos a profundizar un poco más en el discurso de Wyoming. Así remataba el presentador su entrevista en Jot Down:

Hay una cosa con la que me gustaría terminar. La paz social cuesta dinero. Yo no es que sea generoso con la clase obrera, yo soy egoísta, y quiero que mis hijos jueguen al balón ahí y que no tenga que tener a un tío con una pistola para que no les pase nada.

No es la primera vez que decía algo semejante. También a Gabilondo le explicó su toma de posición política con un argumento similar. Es un discurso relativamente habitual entre personas de elevado patrimonio que se declaran de izquierdas. Y viene a decir algo así: "A mí no sólo no me importa pagar impuestos, sino que apoyo opciones políticas que proponen subir esos impuestos a los ricos. Creo que es bueno para mí y para los demás. Las personas de elevado patrimonio, como yo, debemos pagar tributos altos porque queremos que nuestros conciudadanos vivan mejor y tengan más oportunidades".

Todos tenemos en la cabeza artistas, escritores, cineastas, actores, deportistas, etc. en España y en otros países (en EEUU, este tipo de discurso es muy habitual) que se declaran escandalizados por los bajos impuestos que pagan. Por eso, para tranquilizar su conciencia, aquí van cuatro consejos que les pueden dar paz de espíritu:

1 Pueden a una oficina de Hacienda y pagar allí lo que cada uno considere conveniente

Sorprende que esta posibilidad se les ocurra a tan pocos de todos esos ricos concienciados. Por si acaso, aquí se lo recordamos: Hacienda te obliga a que, como mínimo, pagues lo que establece la ley... pero no pone un máximo. Si alguien quiere donar al Tesoro Público el 80% de lo que gana cada año, puede hacerlo.

Normalmente aquí se aplica un argumento del tipo: “Esto no se soluciona de forma individual. Yo pago los impuestos que me tocan. Pero creo que esta sociedad es injusta y la desigualdad excesiva. Por eso estaría a favor de que subieran los impuestos a todos, no sólo a mí”.

Es un argumento un poco extraño. Imaginemos que mañana se aprueba la esclavitud. Y alguien dice que está en contra de esa figura... pero que mientras no se derogue, se va a comprar 3-4 esclavos (“porque no voy a ser el único tonto que no tenga”). Sería ilógico. Los demás le dirían: “Empieza tú en tu casa haciendo aquello que creas que es justo... y luego, en paralelo, lucha por el cambio legal. ¿Qué tiene que ver la ley con que tú hagas lo que tu conciencia te dicte?”.

Pues eso. Para los que se sientan mal, pagando pocos impuestos, aquí les dejamos el enlace a las direcciones de las oficinas que la AEAT tiene en cada provincia.

Y si no lo hacen, es lógico que los demás se pregunten:

¿De verdad quiere pagar más impuestos esta persona?

¿O, en realidad, quiere pagar menos impuestos, lo mínimo imprescindible... pero al mismo tiempo quiere que sus vecinos crean que él es muy solidario?

Dice estas cosas como forma de señalización y para enarbolar la bandera ética. Para que los demás digan: "Mira qué solidario es: aunque es millonario dice que le gustaría que hubiera impuestos más altos"

Incluso, podría haber personas que acomoden esta conducta según quien ocupe La Moncloa. Así, podrían pagar más impuestos cuando haya un Gobierno de izquierdas (porque creen que sí gastará bien su dinero) y ceñirse a lo legal cuando gobierna la derecha (porque piensan que malgastará ese dinero que tan solidariamente entregan).

La sanción a Wyoming corresponde al IRPF de los ejercicios 2005-2006.

Por cierto, hay que algunos dicen que ellos están contentos con el nivel de impuestos actual. También es raro que su conciencia les dicte siempre exactamente los impuestos legales en cada momento.

Nota del redactor: en este punto, entiendo que lo correcto es que ofrezca mi opinión sobre el tema y sobre mi propia conducta. Yo pienso que los impuestos que pago son excesivos y que el Estado está sobredimensionado. Si pudiera, pagaría menos. No lo hago por miedo a la sanción, no porque me gusten los actuales tipos. Si hay algún medio legal para pagar algo menos, o una interpretación legal que me favorezca, lo usaré. Si en algún momento pensara que pago pocos impuestos, donaría la diferencia entre la cifra legal y la ética a Hacienda. Viendo el nivel tributario existente en España, creo que ese día no está cerca.

2 Si una norma tiene una doble interpretación, a favor de Hacienda.

La elusión fiscal tiene muy mala prensa entre la izquierda. No hablamos aquí de fraude, sino de esa práctica que consiste en estirar al máximo la posible interpretación de un precepto tributario: tanto para pagar menos como para tener un argumento en caso de litigio.

Lo hemos visto en muchos casos en los últimos años: personas que han sido sorprendidas con sociedades instrumentales o con bienes en el extranjero. Todos ellos han argumentado lo mismo: mis asesores me dijeron que era legal o no tenía claro si se podía hacer o no.

Y tienen razón. Hay normas que se pueden aplicar de forma más favorable a Hacienda o al contribuyente.

Para aquellas personas de ingresos elevados que no quieran aparecer mezclados con defraudadores o con tipos insolidarios que practican alguna forma de “optimización fiscal” (según la expresión que tanta polémica causó cuando la empleó el exministro Josep Piqué), otro consejo: en las normas dudosas, inclinense siempre por la interpretación más cercana a los intereses de Hacienda y no busquen alternativas imaginativas en el límite de lo legal (como facturar a través de una sociedad). Porque, como apuntamos, esas fórmulas a veces cuelan y otras veces, no.

3 No hacerlo dos veces

Eres una persona solidaria y a la que le gusta pagar impuestos. Has optimizado tu factura fiscal. O has llevado al límite la interpretación de un precepto (como, por ejemplo, cobrar a través de una sociedad). Y te pillán (o cambian el criterio, en la interpretación más generosa para tus intereses).

Pues bien, en este caso, otro consejo: no lo hagas dos veces. Porque, si no, habrá dos titulares en los que tu nombre se asociará a una sanción de Hacienda.

La primera vez puedes alegar desconocimiento. La segunda vez, esa excusa es más complicada.

4 No recurrir la interpretación de Hacienda

Último consejo: eres una persona solidaria y que quiere pagar los impuestos que le tocan (o incluso, más).

La AEAT te abre una inspección. Le ofreces tus argumentos al inspector. Te dice que no está de acuerdo. Y mantiene la liquidación complementaria (con posible multa y recargos).

Pues ya está. Fin del proceso. Lo has intentado, has ofrecido tus argumentos y Hacienda te dice que no son correctos. Al fin y al cabo, tienes mucho dinero. Unos miles de euros no van a dañar tu fortuna. Aceptar el criterio y el dictamen de Hacienda parece un límite sensato para un contribuyente concienciado. No comienzas un proceso legal eterno, porque podrían confundirte con uno de esos otros insolidarios que intentar pillar un juez que reinterprete la norma a su favor. O como los que buscan una argucia legal o formal para ganarle al Tesoro Público.

Además, al cerrar un acuerdo de este tipo, uno se evita los titulares una vez que se publique la sentencia.

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