Aunque Zara --empresa bandera del Grupo Inditex-- no ha colgado el cartel de Rebajas en los escaparates, son muchos los que se agolpan a sus puertas buscando respuesta a una pregunta: ¿Compartirá su billonario presidente, Amancio Ortega, su fortuna y su éxito con el resto de los mortales?
El próximo siete de mayo se abre la veda. Los pequeños inversores podrán solicitar acciones desde un mínimo de 200.000 pesetas hasta un máximo de 10 millones de pesetas. ¿Acudimos a la OPV más tentadora del año? Depende de los riesgos que uno quiera correr.
En los últimos días no hemos hecho más que escuchar alabanzas a la gestión de Inditex, propietaria de las cadenas de moda Zara, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka y Stradivarius. Los expertos financieros hablan de su sistema de trabajo; es ágil y flexible lo que le permite reaccionar a la competencia y adaptarse rápidamente a las tendencias de la moda. Además, su modelo de negocio, controlando el diseño, la producción y la distribución de ropa, le proporciona un gran ahorro de costes. Por si fuera poco, la perlita del grupo, Zara, ha conseguido implantar su imagen de marca en todo el país con unos gastos de marketing y publicidad muy bajos. Todo esto se combina con una excelente salud financiera; los ingresos de Inditex en 2000 crecieron un 26% y sus beneficios un 25%.
Todos estos halagos han despertado en el mercado unas ansias tremendas de comprar acciones y participar en un negocio rentable, creciente y conocido por todos. ¿Conoce a alguien que no haya comprado alguna vez en Zara? Su hijo, la amiga de su hija, su mujer, usted mismo...
Inditex se presenta como una gran tentación. Una oportunidad que merece –aunque a muchos les duela– el beneficio de la duda. ¿Hasta qué punto le afectará la desaceleración económica? ¿Trasladará con igual éxito su modelo de negocio al campo internacional? ¿Podrá sostener sus altas tasas de crecimiento en los próximos años?
Nadie duda que para ganar hay que arriesgar, pero mejor hacerlo sabiendo cuáles son las debilidades de nuestra inversión. Primero: Zara supone el 78% de las ventas de Inditex y el único centro de distribución de Zara se encuentra en la Coruña. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si ese centro es pasto de las llamas? Segundo: el éxito de Inditex está en asimilar los constantes cambios en las tendencias de moda. Su prestigio podría deteriorarse si el consumidor –infiel por naturaleza– considera en un momento dado que ya no ofrece última moda. Tercero: su futuro dependerá en gran medida de la apertura de nuevas tiendas y de la compra de nuevos locales. El coste medio de una tienda alcanza los 300 millones de pesetas. Cuarto: Amancio Ortega, que tiene el 61% del capital de la compañía, ha firmado un contrato que le impide vender su participación en el plazo de un año y por el que se compromete a no trabajar en una firma de la competencia en los próximos 5 años. ¿No se fía el grupo del artífice de tal fortuna?
A todas estas debilidades que muchos analistas pasan por alto hay que añadir lo que sí dicen: el momento del mercado –complicado– y el precio de salida a bolsa. La banda de precios no vinculante habla de 13,5 y 14,9 euros por acción; un precio caro si tenemos en cuenta el per (que resulta de dividir la capitalización bursátil entre los beneficios) de hasta 35,8 veces.
La pregunta sigue en su tejado, ¿quiere compartir el éxito de uno de los hombres más ricos de España? Coloque en una balanza las ventajas y los riesgos y no se demore. Tiene de plazo, en principio, hasta el 18 de mayo.
Ventajas e inconvenientes
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