Según cuentan quienes vivieron de cerca la frustrada fusión eléctrica entre Endesa e Iberdrola, los participantes en aquellas gestiones trepidantes quedaron exhaustos, rendidos y desanimados cuando, finalmente, “no pudo ser”. Esos mismos testigos afirman que los protagonistas han tardado bastante tiempo, el transcurrido desde entonces hasta ahora, en recuperarse. Ahora empiezan a salir de aquel profundo hoyo de desolación, desconcierto y desánimo en el que los dejaron las condiciones inaceptables impuestas a la fusión eléctrica.
Sólo ahora empiezan a ver soluciones, o siquiera propuestas, alternativas. Martín Villa, por ejemplo, empieza a ver papeles de otras fórmulas, procedimientos y alianzas, o de cómo avanzar en soledad para crear, probablemente en mercados distintos al propio, tal y como se empezara a soñar cuando el noviazgo imposible con Iberdrola.
A todos nos dejó desolados y desconcertados aquel rediseño del mapa eléctrico que quedó un buen día destrozado y sin alternancia. De manera que algo nos empieza a consolar, la noticia de que Martín Villa se rehace y vuelve a soñar.
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