Rodrigo Rato parece estar llamando a rebato, cuando se aproxima el tiempo de la cosecha final de los precios del 2000. La inflación es el gran traspié, el resbalón mayúsculo que deja tras de sí el año que “empieza a irse” sin remedio. Y para salvar un poco su cara rota por los precios en desbandada, don Rodrigo, según cuentan, está llamando a sus amigos los petroleros y refineros para que repercutan con la mayor brevedad y en todo lo que sea posible, que lo es, la bajada de los crudos en origen. Y paralelamente, el mismo don Rodrigo da el paso decidido de recortar las cuentas finales de los operadores eléctricos, recortando en un cuatro por ciento sus recibos desde enero.
Lo de los petroleros es de la mayor lógica. Lo de los eléctricos mueve a preguntar por qué se ha esperado tanto, por qué tanta benevolencia y amabilidad. Primero, con los famosos y combatidos CTC, después con unos planes de fusión y reordenación del mapa energético que será preciso ver en qué terminan, y siempre disponiendo de un reparto de territorio que no termina de extinguirse para dejar paso a la deseable competencia en el sector.
A lo mejor resulta que, finalmente, el 2001 es el año en que empieza la competencia de operadores telefónicos, eléctricos, petroleros, gasísticos. Sería un excelente comienzo del nuevo milenio.
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