Los bares, restaurantes, cines, teatros y gimnasios de Cataluña deberán permanecer cerrados diez días más por orden de la Generalidad. Los criterios de ERC se han impuesto a los de Junts per Catalunya (JxCat). La consejería de Salud, en manos de la republicana Alba Vergès, considera imprescindible prolongar el cierre de los sectores de la hostelería, la cultura y los gimnasios para reducir las cifras de contagios y la saturación hospitalaria a causa de la pandemia del coronavirus.
De nada han servido las protestas de los hosteleros y de representantes del mundo de la cultura. Ni tampoco la mediación de la Consejería de Empresa, que dirige el posconvergente Ramon Tremosa, quien propuso una apertura parcial de las terrazas de restaurantes y bares. Tampoco la petición de quince alcaldes socialistas del área metropolitana de Barcelona de que abrieran los bares. Las autoridades sanitarias de la Generalidad, bajo la órbita de ERC, han exigido diez días más de restricciones.
El mensaje diario es que mejoran los índices de contagio y riesgo de rebrote, pero las cifras de mortalidad son inusitadamente elevadas. Este jueves se han reportado 141 fallecimientos. La resolución de la Generalidad no cuenta con el apoyo de todo el Gobierno, fracturado en una guerra sin cuartel entre los consejeros de ERC y los de JxCat, que se echan las culpas del maltrato a los autónomos y del galopante deterioro de la imagen de la institución autonómica y el ejecutivo regional.
Indignación de los autónomos
Los autónomos están indignados por la escasez de las ayudas, 20 millones de euros, y el sistema de concesión (el primero que haga click en una web que no soporta un volumen medio de tráfico). Se consideran insultados y han pedido la dimisión del consejero de Trabajo, Chakir El Homrani (ERC) y del titular de Políticas Digitales, Jordi Puigneró (JxCat), responables del fiasco.
El sector de la hostelería está en pie de guerra y se compara con Madrid, donde bares y restaurantes abiertos no parecen incidir en la evolución de la pandemia. Empresarios de teatros, cines y ocio nocturno también claman poder abrir, igual que los gimnasios. Todas su reivindicaciones han caído en saco roto. El gobierno regional sólo se plantea abrir un poco la mano con los centros de estética, a los que permitiría la actividad con cita previa y un aforo muy limitado.