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No al confinamiento, sí a la adaptación: las cifras clave del éxito madrileño

La campaña de acoso y derribo contra Ayuso ha hecho que se estigmatice la estrategia de la adaptación al coronavirus.

La campaña de acoso y derribo contra Ayuso ha hecho que se estigmatice la estrategia de la adaptación al coronavirus.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón | EFE

El pasado mes de septiembre, el gobierno de España puso en marcha una campaña de acoso y derribo contra la Comunidad de Madrid. La decisión de Isabel Díaz Ayuso de enfrentar la segunda ola de la pandemia de la covid-19 con una estrategia de adaptación fue interpretada como una afrenta directa por Moncloa, que insistió en favorecer una estrategia basada en restricciones y medidas de confinamiento.

La gran mayoría de los medios de comunicación se sumó a esta campaña con entusiasmo, cuestionando a diario el desempeño de la Comunidad de Madrid y articulando un relato alarmista en virtud del cual la región de la capital de España estaba abocada al colapso sanitario por haberse negado a implementar un nuevo confinamiento.

Libre Mercado nunca asumió ese relato y sostuvo que la adaptación funcionaría de manera satisfactoria. A finales de agosto, este diario explicó que la clave estaba en proteger a los grupos de riesgo y, en ese frente, Madrid tenía más contagios, pero mucho menos graves que en la primera ola. Poco después, LM estudió la mortalidad asociada a la segunda ola y pudo comprobar que Madrid tenía la segunda posición menos desfavorable de todas las comunidades autónomas.

Nuestros lectores también fueron de los primeros en conocer el éxito de la "vuelta al cole" en el resto de Europa, lo que constituía un aval a los planes de la Consejería de Educación madrileña. De igual modo, Libre Mercado también fue pionero a la hora de explicar la revolución que suponen los test de antígenos, otra de las medidas estrella de la estrategia de adaptación del gobierno regional que encabeza Díaz Ayuso.

Madrid introdujo a mediados de septiembre ciertas restricciones de movilidad que rápidamente fueron atacadas por la izquierda política y mediática. Sin embargo, este diario puso encima de la mesa la hipocresía de estos argumentos, explicando las medidas restrictivas que estaban aprobando PSOE y Podemos en otras regiones, sin recibir por ello ninguna crítica. En paralelo, aunque se insistía en que Madrid iba camino al colapso sanitario, Libre Mercado explicó los planes de elasticidad que ponían en cuarentena tales afirmaciones y comparó la primera con la segunda ola para demostrar que la presión sanitaria era un 70% menor que bajo el "mando único".

Ya entonces, Madrid estaba haciendo un 40% más de pruebas de diagnóstico que el resto de España, de modo que la tesis según la cual Sol estaba dejando que el virus circulase sin aspirar a moderar y vigilar su propagación era a todas luces absurda. De hecho, este diario mostró que la mortalidad en Madrid era un 23% inferior al promedio nacional e insistió en que la evolución de la región no solo era a peor, sino que acumulaba una clara mejoría desde el 18 de septiembre. Además, LM calculó el ratio de positivos vs hospitalizados, encontrando que se situaba en un 5,6% en España frente al 1,9% de Madrid.

Mientras el gobierno preparaba la intervención de Madrid con la declaración del Estado de Alarma, nuestros lectores ya sabían que Madrid reducía sus contagios en términos netos, de modo que ya no solo estábamos ante un cambio de tendencia que venía de dos semanas atrás, sino también ante un punto de inflexión que ya se reflejaba en las cifras absolutas de incidencia.

Para combatir la campaña de desinformación, este medio entrevistó a epidemiólogos de primerísimo nivel como Jayanta Bhattacharya y Martin Kulldorff, impulsores junto a Sunetra Gupta de la Declaración de Great Barrington, un influyente manifiesto suscrito por decenas de miles de científicos y sanitarios que avalan estrategias de adaptación como la de la Comunidad de Madrid y se oponen a los confinamientos y restricciones masivas que defiende el gobierno de España.

Los datos oficiales respaldaban la apuesta por la adaptación a la covid-19 y, aunque Libre Mercado navegaba a contracorriente en un mar contaminado por el chapapote de pseuodciencia y magufería, lo cierto es que solo el 1,1% de los positivos estaba siendo hospitalizado y que el seguimiento domiciliario por parte de Atención Primaria se había reducido un 32%. Por el contrario, Libre Mercado advirtió a comienzos de octubre sobre la deriva de otras comunidades como Asturias, convertida hoy en uno de los territorios más perjudicados por la segunda ola.

Desde el gobierno de España se quiso silenciar la evidencia, llegando al punto de ocultar los test de antígenos que estaba realizando la Comunidad de Madrid en los informes de positividad que publica a diario el ministerio de Sanidad. Pero la campaña contra la adaptación no solo no fue a menos, sino que captó un nuevo adepto: el vicepresidente madrileño Ignacio Aguado, quien incomprensiblemente marcó distancias con Díaz Ayuso y propuso un confinamiento de hasta tres semanas, a pesar de que la incidencia llevaba semanas bajando.

Conforme los datos fueron certificando la mejoría que Libre Mercado ya había anticipado semanas antes, la campaña contra Madrid empezó a amainar. Incluso el cambio de indicadores de referencia por parte del Ministerio de Sanidad fue desmontado rápidamente por este diario. Mientras tanto, la región desarrolló nuevas estrategias de seguimiento en aguas residuales y estudió la carga viral de los diagnósticos positivos para concluir que el 50% de los contagiados no tiene capacidad infectiva. Las cifras de mortalidad, mientras tanto, siguieron siendo satisfactorias y, de hecho, alcanzaron niveles siete veces inferiores a los números de la primera ola, que fue gestionada por el gobierno de España a través del "mando único".

Si echamos la vista atrás, podemos ver hasta qué punto ha funcionado la estrategia de adaptación, validando la estrategia impuesta por Díaz Ayuso:

- La media móvil a siete días en el número de positivos ha caído de 4.000 a 1.000 desde el 18-S hasta el 3-N. Si solo nos fijamos en las cifras diarias, el "pico" llegó a ser de 6.700 positivos, pero la última cifra es de 250.

- El nivel máximo de hospitalizados llegó a ser de 3.300 a finales de septiembre, pero alcanza ahora un nivel cercano a los 2.400 ingresos. En cuanto a la actividad en las UCI, este indicador tocó techo el 2-O, con algo más de 500, y se ha estabilizado desde entonces, cayendo a 470 en el último boletín publicado.

- La tasa de positividad, que llegó a rondar el 25% a mediados de septiembre, está ahora en niveles inferiores al 7%.

Los dos siguientes gráficos, de hospitalizados y fallecidos, permiten comparar la primera con la segunda ola. Como puede verse, el manejo del "mando único" arrojó cifras mucho peores en ambos frentes.

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Los datos son claros. La adaptación funciona y Madrid ha dado ejemplo. Sin embargo, la campaña política y mediática de acoso y derribo que ha sufrido Díaz Ayuso ha hecho que se estigmatice este tipo de estrategias. Así las cosas, tal y como vemos en el siguiente gráfico (elaborado por Narciso Michavila, presidente de GAD3, con datos oficiales del Ministerio de Sanidad), resulta preocupante ver que, mientras Madrid ha contenido la segunda ola, otras comunidades han visto cómo los contagios se les iban por completo de la mano. Sumando todos los datos de las CCAA y en términos absolutos, la dirección de la evolución entre Madrid y el resto de España es totalmente contraria. Tomando otros indicadores, el patrón es el mismo: la CM ya está en la zona media-baja de la incidencia del covid-19.

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Podemos decir, pues, que ni la Comunidad de Madrid se equivocó en su estrategia ni Libre Mercado erró en su defensa de este enfoque sanitario. Al contrario: los datos han certificado que este es el mejor camino para reducir los daños sanitarios y económicos provocados por la pandemia.

Por eso, ahora que la atención empieza a desplazarse a otras regiones, es fundamental recordar que todo lo que se dijo sobre la apuesta de Díaz Ayuso por la adaptación ha demostrado ser falso y también es crucial insistir en que son precisamente los datos de Madrid los que ponen de manifiesto que no es necesario recurrir a confinamientos o restricciones generalizadas para controlar la evolución de la pandemia, tal y como ha demostrado este diario desde hace ya meses.

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