A Grover Norquist se le ha definido como el republicano más influyente de Washington DC. Como presidente de Americans for Tax Reform, impulsa activamente una amplia red de actividades y organizaciones orientadas a promover los principios liberales y conservadores en el seno de la derecha americana. Libre Mercado se entrevista con Norquist apenas 24 horas después de las elecciones presidenciales 2020 para hacer balance de los comicios y anticipar lo que está por venir en los próximos años.
La izquierda creía que la noche del 3-N sería histórica para su causa, pero la carrera presidencial se decidirá en los juzgados y los comicios legislativos y estatales parecen haber sido más favorables a la derecha.
La izquierda ha gastado miles de millones de dólares en esta campaña. Han contado con el apoyo de la inmensa mayoría de los medios. Las plataformas de redes sociales han sesgado información para favorecer sus intereses. Numerosas personalidades públicas han pedido el voto para sus candidatos. Si a eso le sumas la demonización continua que hacen de los republicanos, en general, y de Donald Trump, en particular, parecía evidente que esta noche era su noche.
Pero, a la hora de la verdad, ha quedado claro que mucha gente hace caso omiso al establishment.
Eso es. Muchos de los candidatos estrella que han presentado en el Senado han perdido. En algunos casos, se han llegado a gastar 100 millones de dólares en apoyar a aspirantes que no solo no han conseguido la victoria, sino que incluso han perdido votos en relación a los anteriores comicios.
El objetivo central de los demócratas para el 3-N era controlar el poder legislativo de forma absoluta. Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario. En la Cámara de Representantes, los republicanos han conseguido avanzar posiciones y su mayoría demócrata será la más estrecha en veinte años. En el Senado, todo apunta a que los republicanos mantendrán el control.
El Senado tiene una vital importancia para marcar la agenda política.
Querían arrebatarle el control a los republicanos y, desde esa posición de fuerza, aprobar nuevas leyes que acabasen con muchos de los pesos y contrapesos de nuestra democracia. Estaba encima de la mesa prohibir las leyes estatales que limitan el poder de los sindicatos (las leyes de "derecho al trabajo"); pretendían ampliar el número de estados (por ejemplo, incorporando plenamente a Puerto Rico); aspiraban a reformar el poder judicial para tomar el control de la Corte Suprema…
Y en el plano económico, sus planes estaban muy a la izquierda de lo que venía siendo habitual en Estados Unidos.
Hay que acostumbrarse a pensar que esos demócratas de antaño están cada vez más arrinconados en su propio partido. Por ejemplo, los planes económicos que tenían esta vez en caso de tomar el Senado giraban en torno a grandes planes de estímulo, fuertes subidas de impuestos, un intervencionismo cerril en la energía, duplicar el salario mínimo…
Pero, ¿sabrán los republicanos hacerse fuertes en el Senado?
Bueno, los senadores republicanos están liderados desde hace cinco años por Mitch McConell. En mi opinión, es una figura clave en la política americana, un gigante que merecería ser presidente, y no me cabe la menor duda de que será muy capaz de articular una estrategia poderosa para que los próximos cuatro años estén llenos de buenas noticias, sea favoreciendo políticas republicanos o echando el freno a los excesos de los demócratas.
¿Se puede hablar de "pinchazo" de la izquierda americana?
Querían una gran marea azul, pero ha sido una gran burbuja azul. Creían que América rechazaría a Trump y a los republicanos, pero ha sucedido algo muy distinto. La gente les ha dado la espalda. Joe Biden ha hecho campaña escondido en su cripta y celebrando apenas un puñado de eventos públicos. Daban por sentado que tenían todo ganado, pero ahora vemos que la cosa ha sido muy distinta. Las minorías han votado por los republicanos más que en cualquier otra elección y en los viejos feudos de la izquierda es cada vez más evidente que sus apoyos están menguando.
La madre de todas las batallas era la de la Casa Blanca. ¿Seguirá Trump al mando del país o logrará imponerse Joe Biden?
Las encuestas decían que Trump estaba entre ocho y doce puntos por debajo de la intención de voto de Biden, pero ahora vemos que esa brecha fue de apenas dos o tres puntos. De hecho, como la elección se define estado por estado, el recuento gira en torno a unos pocos territorios, muchos de los cuales son feudos de la izquierda y son notorios por la corrupción que impera en sus Administraciones.
Trump habla de "fraude electoral", ¿es razonable dudar sobre los comicios o se trata de una teoría de la conspiración?
En estados como Pensilvania hubo un "apagón" electoral a mitad de la noche, precisamente cuando Donald Trump estaba claramente por delante de Joe Biden. Unas horas después, casi por arte de magia, han aparecido nuevos resultados que venían a decir todo lo contrario y asignaban todos los nuevos votos registrados a Joe Biden.
Pero no es solo lo que pasa en la noche electoral. Esto empieza desde la raíz. En muchos de estos estados gobernados por los demócratas no hay un control claro del voto por correo, del censo electoral, del proceso de registro… El fraude, pues, es real y ha podido llegar a ser masivo. Esperemos que la Justicia defienda la integridad del proceso. Esto puede retrasarse días, semanas o meses.
En cualquier caso, aunque le veo inquieto por la Casa Blanca, no se puede negar que está contento con el conjunto de los resultados electorales.
Piensa, por ejemplo, que en materia de impuestos hemos conseguido que no se apruebe ninguna de las subidas que pretendía impulsar Joe Biden. De hecho, hemos ganado al menos un lustro de estabilidad para esas rebajas tributarias que se aprobaron en 2017 y que han sido vitales para favorecer el "boom" económico de la era Trump y que, en tiempos de pandemia, han ayudado a que la recuperación sea fuerte y muy dinámica. Todo eso gracias a que hemos retenido el Senado.
En la Cámara de Representantes, el avance permite pensar en un 2022 de mayoría republicana. Y si bajamos a nivel estatal, los republicanos han mantenido todos los gobiernos que ya controlaban y, de hecho, han añadido uno más, el estado de Montana, que llevaba muchos años en manos de la izquierda. Por lo tanto, el poder territorial de los republicanos también ha mejorado.
Así, han mantenido la Cámara de Representantes en Texas, en Michigan y en Iowa, han ganado seis nuevos legisladores en la Cámara de Representantes de Pensilvania y otros seis nuevos curules en la de Florida, han conseguido la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado de New Hampshire…