El proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha rebasado algunas líneas rojas que hasta el momento habían sido respetadas incluso por los socialistas. La llegada de Sánchez al poder, de la mano de chavistas, proetarras y golpistas, fulminó cualquier atisbo de racionalidad en el manejo de las cuentas públicas, y las consecuencias van a ser, están siendo ya, nefasta para España.
Los PGE pergeñados por Sánchez e Iglesias son la garantía de una ruina calamitosa, como advierten los expertos y hemos explicado en Libre Mercado. El Gobierno social-comunista ha redactado unos Presupuestos basados en el aumento desaforado del gasto, el déficit y la deuda y que, aún más importante y alarmante, sientan las bases para instaurar un régimen de economía subsidiada al más puro estilo bolivariano.
Si antes los socialistas creaban redes clientelares localizadas como el PER, que les permitió enfeudar Andalucía durante décadas, ahora, de la mano de sus socios comunistas, pretenden extender esa formidable corrupción a toda España.
Los datos que recogen las cuentas elaboradas por el propio Gobierno son elocuentes por terroríficos. Según Sánchez e Iglesias, el año próximo habrá 3,3 millones de empleados públicos, 9 millones de pensionistas, 3 millones de desempleados con derecho a subsidio y 800.000 familias cobrando el ingreso mínimo vital. En consecuencia, los 15,8 millones de trabajadores del sector privado tendrán que financiar las rentas de los más de 16 millones de personas que vivirán el año próximo de lo público. Esto es, sencillamente, inasumible por cualquier economía, mucho menos por la española, gravemente dañada por la desastrosa gestión social-comunista.
Con Sánchez en la Moncloa e Iglesias empotrado en el Gobierno, España se encamina va a padecer una destrucción brutal de su tejido productivo y de puestos de trabajo, lo que se llevará por delante la prosperidad labrada por millones de españoles durante años de duros esfuerzos. El socialista y el comunista presumen de sus primeros Presupuestos en común porque de sobra saben que una sociedad pobre, dependiente de la dádiva estatal, es lo único que puede garantizar su permanencia en el poder.