Juan Manuel Mediavilla no daba crédito cuando el Gobierno incluyó, el pasado 15 de octubre, una subida del IVA a las bebidas azucaradas y edulcoradas en el borrador de los Presupuestos que mandaba a Bruselas. Este agricultor remolachero cuenta a Libre Mercado que lleva sufriendo la "demonización del azúcar" por parte de las Administraciones "desde hace más de 5 años". Y ahora, el Ejecutivo de Pedro Sánchez le va a asestar la estocada final a su negocio.
Los cultivadores de remolacha azucarera -que es distinta de la de mesa- son el primer eslabón de la cadena de valor de cualquier zumo o refresco. Aunque la subida del IVA a estas bebidas del 10% al 21% vaya a recaer sobre el consumidor final, ninguno de sus protagonistas se librará de sus perniciosos efectos. Tras conocer las intenciones del Gobierno de incrementar el impuesto en 2021, las patronales de alimentación y bebidas estallaron en tromba contra su puesta en marcha. Todo el mundo se hizo eco del descontento de las grandes compañías, pero muy pocos se acordaron de los agricultores. Su altavoz es más pequeño. Son las víctimas silenciosas del IVA.
Juan Manuel lleva más de 40 años cultivando remolacha azucarera en Palencia. Heredó la profesión de su padre y, ahora, mira con pesimismo al futuro. "Cada vez hay menos cultivo de remolacha porque cada vez es menos rentable. Si suben el IVA al azúcar, nos van a hacer mucho daño. Se nos está demonizando". Consciente también de que se ha producido un cambio de hábitos en los consumidores -que prefieren los productos menos azucarados- recuerda con nostalgia "cuando, hace 15 años, la remolacha era el cultivo estrella de toda la cuenca del Duero".
Hasta que las dos fábricas de azúcar que tenían en Palencia cerraron sus puertas. Ahora, las más cercanas para los agricultores palentinos son la que tiene Acor, en Olmedo (Valladolid), y la de Azucarera, en Toro (Zamora). Aún así, "España es país importador de azúcar -tanto envasado como para refinar- por lo que no tiene sentido perjudicar a los fabricantes de aquí, si luego compramos el azúcar Brasil o a Francia", explica el agricultor.
La tradición remolachera de Palencia y otras zonas de Castilla y León se debe "a la modernización del regadío que hemos llevado a cabo durante todos estos años", explica el hombre. "No es por el clima, ni por la tierra, porque la remolacha azucarera es un producto fácil de cultivar. Es por la industria", cuenta. Una industria a la que ahora amenaza el Gobierno.
"Perdemos todos, menos Hacienda"
Y entonces, todo cambió. "Algunos iluminados, muchos sin base científica, empezaron cargar contra el azúcar indiscriminadamente. Parece que somos los culpables de todos los males sanitarios o de la obesidad, cuando no es así. La gente come muy mal en general. Comen precocinados, hamburguesas… ¡Y a esos no se le suben los impuestos!", señala el agricultor indignado. Lo cierto es que el Ministerio de Consumo que dirige Alberto Garzón puso encima de la mesa hace unos meses incrementar también los impuestos a la denominada comida basura, aunque, de momento, parece que sólo se ha atrevido con los refrescos.
"Con la subida del IVA al azúcar perdemos todos, menos Hacienda, porque el impuesto es claramente recaudatorio", asegura, aunque el Gobierno niegue que tenga tal objetivo. "El consumidor pagará más por la bebida y los fabricantes nos pedirán menos producto a los agricultores. Iremos de mal en peor", lamenta Juan.
En este sentido, es llamativo que el Gobierno haya decidido subir también al 21% el IVA a los productos sin azúcar que lleven edulcorantes. Es decir, la mayoría de variedades Zero o Light de las marcas de refrescos y zumos pagará más. Aunque estas variedades contribuyan menos a la obesidad, estarán igual de penalizadas, por lo que el contribuyente no va a tener ningún incentivo fiscal a dejar de consumir las bebidas que más azúcar tienen. La justificación del Ejecutivo de Sánchez para la subida del IVA es "fomentar hábitos más saludables de la población y seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como los resultados de diferentes estudios científicos y médicos, que muestran cómo el consumo excesivo de bebidas edulcoradas contribuye al aumento del sobrepeso y la obesidad".
"Criminalización del azúcar"
A su vez, el Ministerio de Alberto Garzón ha emprendido una dura campaña contra el azúcar bajo el eslógan de "el azúcar mata" y "el consumo de azúcar es una de las principales causas de diabetes y obesidad en el mundo". ¿Por qué entonces va a gravar de la misma manera a las versiones light? Quizá tienen que ver los 400 millones de euros que el Estado prevé ingresar con esta subida fiscal.
El consumo de azúcar es una de las principales causas de diabetes y obesidad en el mundo.
Refrescos, bollería, chocolate y yogures, son algunas de las fuentes ocultas de azúcares añadidos en nuestras despensas 🥤#ElAzúcarMata#DiaMundialDeLaAlimentacion #WorldFoodDay pic.twitter.com/52d3nNrvij
— Ministerio de Consumo (@consumogob) October 16, 2020
Desde Asaja en Valladolid han cargado duramente contra la campaña de Garzón, a la que acusan de "criminalizar" al azúcar por parte del Ministerio de Consumo. Para Asaja, demonizar un alimento como el azúcar del que dependen sectores como el remolachero, la industria, el transporte, el riego, la hostelería y miles de empleos en España, con la situación actual, es "irresponsable" y denota una gran falta de conocimiento y preparación. "Estamos totalmente en contra de este tipo de campañas, pagadas con el dinero de todos", declaran. Otros alcaldes, como el de Toro, Tomás del Bien, donde se ubica de las cinco fábricas de azúcar que hay en España, también ha exigido a Garzón que retire la peligrosa campaña.
Ahora mismo, Juan Manuel Mediavilla está en plena campaña de recolección de la remolacha. Es autónomo y contrata personal cuando el campo lo requiere. Pero sintiéndolo mucho, a este hombre no le va a quedar más remedio que buscar otros cultivos alternativos. "Si le ponen tantos problemas al azúcar, tendremos que buscar otra cosa, y es una pena, porque genera muchos puestos de trabajo. Tendré que dedicarme a la patata o al maíz. No me queda otra", concluye resignado.