No es la primera vez que el PSOE promete crear 800.000 puestos de trabajo. Felipe González ya se sacó esa cifra de la manga en la célebre campaña del 82, con catastrófico resultado. Entonces, España no sólo no fue capaz de generar uno solo de los empleos anunciados, sino que perdió esa misma cantidad monstruosa. Hasta el propio expresidente socialista tuvo que reconocer su esperpéntico fiasco a finales de 2008: "Yo prometí en la primera legislatura 800.000 empleos y destruimos 800.000 empleos", admitió; y añadió: "Ya me callé para siempre, porque los empleos los dan los empleadores, no el Estado".
Como si nada. Pedro Sánchez ha vuelto a comprometerse con una cifra que también se le atragantó a Carlos Solchaga –también lo hubo de confesar–. El fraudulento Dr. Sánchez cantó 800.000 en la presentación del abracadabrante plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española (sic), durante la que fingió explicar en qué se pretende gastar los primeros 72.000 millones de euros que le dé Europa. Pero sólo vendió humo. Lo único que desveló es que esos fondos irán a pasar, básicamente, a la transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial. Sí, mientras España se enfrenta a una crisis económica colosal, Sánchez salió por esas redondadas que producen tanta indignación como bochorno. Para colmo, lo hizo mientras el mamarracho de James Rhodes atacaba el Himno de la Alegría.
Sánchez el incompetente no sólo recurre a los números fetiche del primer González, sino que pretende seguir los pasos de su semejante y referente Zapatero con una estrategia presupuestaria tan irresponsable como insensata. Si en 2008, cuando al negacionista Zapatero le estalló la crisis en la cara, el Gobierno socialista elevó el techo de gasto hasta los 182.000 millones de euros –el máximo histórico–, el actual Ejecutivo social-comunista va a pulverizarlo y colocarlo en unos insoporables 196.097 millones.
En cuanto al déficit, Zapatero alcanzó el adverso récord del 11,3% en 2009 y ese es precisamente el agujero que se ha planteado cavar Sánchez para 2020 –aunque todas las casas de análisis y expertos auguran que será mayor–. Con la deuda pública se produce otra coincidencia: Zapatero inició la crisis con el 36% en 2007 y la dejó en el 70% cuando se marchó, en 2011. Esto supone un aumento de 34 puntos, exactamente los mismos que el Banco de España ha pronosticado que va a disparar Sánchez el endeudamiento con la excusa de la pandemia. Si el Doctor Fraude calca la estrategia económica de Zapatero, todos sabemos cuál será el nefasto resultado. Y lo peor es que Sánchez tiene mucha más prisa...