La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de cancelar las restricciones a la movilidad decretadas por el ministerio de Sanidad ha puesto de manifiesto la falta de cobertura legal con la que actuó el gobierno de España en su empeño por someter a la Comunidad de Madrid a su dictado y control. Sin embargo, más allá de las circunstancias jurídicas, lo cierto es que la decisión de imponer este tipo de medidas carecía de fundamento en el plano sanitario, así como la última decisión del Consejo de Ministros de declarar el estado de alarma en la región de Díaz Ayuso. Algunas razones son que Madrid ya ha superado el pico de contagios y de presión hospitalaria de su segunda ola de covid-19.
La tendencia observada en el número de positivos se invierte el 18 de septiembre y tiende a la baja desde entonces. Si medimos este indicador con una media móvil de siete días para capturar mejor la tendencia y eliminar el ruido de la estadística diaria, podemos ver que el 18-S se diagnosticaban alrededor de 4.000 contagios al día, mientras que la última cifra disponible deja este promedio entre los 2.000 y 2.500 positivos por jornada, lo que supone un descenso de entre el 40% y el 50%.
El aumento de la presión hospitalaria se dio entre el 10 y el 20 de septiembre, cuando el número de ingresos diarios por covid-19 subió de 50 a 150, midiendo de nuevo esta magnitud a través de una media móvil a siete días. De hecho, tras diez días de descensos, el 30 de septiembre empezó a constatarse que este indicador pasó a terreno negativo, es decir, con una reducción neta del número de hospitalizados.
Si se mide esta misma variable con el total de hospitalizados, podemos ver que el punto de mayor incidencia fue el 28 de septiembre, con 3.326 ingresados, lo que supone 593 más que el 8 de octubre. En términos porcentuales, el descenso en la cifra de hospitalizados por coronavirus ha sido del 18%.
Otro indicador relevante para el análisis de la situación es el de los ingresos registrados en las unidades de cuidados intensivos. De nuevo, la media móvil a siete días revela que la fecha con una mayor tendencia de nuevos ingresados fue el 14 de septiembre. Si la tendencia entonces era de 17 nuevos ingresos UCI al día, hoy ese indicador ha caído a apenas 5, lo que implica un desplome del 71%.
En términos absolutos, esa mejoría ya se traduce en un descenso neto en el número de ingresados. Así, sabemos que el 5 de octubre se alcanzó el punto álgido, puesto que entonces había 505 ingresados en UCI, pero desde entonces, esta cifra se reduce de forma paulatina y el 8 de octubre ya alcanzó los 487, lo que supone una caída del 4%.
Efectividad de las restricciones
Aunque la tendencia bajista era generalizada en la región, la CAM ha introducido restricciones en decenas de zonas básicas de salud para acompañar la estrategia generalizada de adaptación. Dos semanas después de su introducción, las cifras muestran que 43 de las 46 zonas estudiadas han bajado sus niveles de incidencia.
La mejora es más intensa en las 37 zonas que inauguraron esta estrategia, puesto que sus cifras de positivos han bajado en 35 de ellas y las medidas han estado en vigor durante más tiempo. La caída, además, es notable: la incidencia, medida como los casos acumulados por cada 100.000 habitantes, ha bajado de 1.270 a 880, lo que supone una reducción del 31%. Pero, por otro lado, en las ocho zonas que fueron incluidas en las restricciones el 28 de septiembre, también vemos que la incidencia tiende a la baja: de 1.085 a 806 casos por cada 100.000 habitantes, lo que implica una minoración del 26%.
Cifras de mortalidad
Desde el fin del "mando único", las cifras de fallecidos por coronavirus han sido menores en Madrid que en el resto de España. Si medimos la mortalidad con respecto al promedio histórico, vemos que la región de la capital se sitúa a la cola de España durante la segunda ola de contagios. Si comparamos los positivos con los fallecidos, la tasa de letalidad es un 22% inferior al promedio nacional.
De hecho, si tomamos como referencia las últimas cuatro semanas y medimos la evolución general del sistema de salud, podemos comprobar que el exceso de mortalidad en la Comunidad de Madrid ha sido prácticamente inexistente, puesto que apenas se observa un repunte de dos fallecidos diarios con respecto al promedio histórico.