La pandemia está afectando de una manera muy clara en la economía y, una consecuencia derivada de ello, se refleja en el descenso de la movilidad. El confinamiento y el riesgo de contagio ha reducido notablemente el número de desplazamientos, especialmente en el transporte público o compartido, como los taxis. El caso de Nueva York confirma la crisis que el gremio del taxi está atravesando a lo largo y ancho del mundo. En la ciudad de los rascacielos, los famosos coches amarillos están funcionando al 10%. Antes de que arrancase la pandemia, había 11.435 taxis en la urbe, según la agencia que regula el sector, mientras que en el peor momento de la crisis sanitaria, el número de vehículos era de 2.200 y, lo peor de todo es que las cifras no se han recuperado todavía.
Tampoco se han recuperado las cifras de facturación, muy alejadas de los meses previos al coronavirus. Los taxistas que siguen operando en Nueva York aseguran que ingresan unos 54 dólares al día (49 euros), menos de la mitad que antes del confinamiento. Además, según el sindicato que reúne a los taxistas, aseguran que el 80% de los conductores no consiguen pagar la cesta de la compra. Tanto es así que ya se han producido 11 suicidios como consecuencia de la dramática situación.
Por su parte, desde la Taxi and Lomousine Commision, aseguran que están buscando vías de crédito para poder sostener el negocio del taxi. Sin embargo, los propietarios aseguran que las quiebras se mantendrán ya que, según The New York Times, alrededor de los famosos coches amarillos se creó una burbuja especulativa que ha terminado estallando debido a la pandemia. Al parecer, los precios de los medallions se dispararon desde que Michael Bloomberg fue alcalde de la ciudad. Actualmente, los precios en los que se negocian han caído a niveles de hace 15 años. Por tanto, vender la licencia no bastaría para liquidar la deuda contraída.
La crisis viene de largo
En 2014, el precio de estas licencias era de 1,3 millones de dólares (1,1 millones de euros), en 2016, su precio bajó hasta los 250.000 dólares (213.500 euros). Mientras que ahora ya están por debajo de los 150.000 dólares (128.000 euros). Esto significa que los taxistas que pidieron un préstamo para poder hacerse con uno de estos medallions antes de 2014 han perdido una gran cantidad del valor. Por tanto, aunque vendieran ahora sus licencias, no podrían satisfacer las deudas contraídas.