"Estamos quemados y muy cabreados. El sentimiento es de frustración, ahogo y pérdida. Vivimos en una incertidumbre continúa. Ahora que algunos parecían que iban a remontar viene Illa a frenarnos. Estamos devastados. El sentimiento es de frustración. No hay nada claro y hay mucha ansiedad y malestar. Es un horror", comunica con profundo pesar Javier Muñoz, consultor empresarial y coordinador en Madrid de la plataforma Autónomos Unidos Para Actuar (AUPA).
Muñoz lleva un día de caos tras darse a conocer la nueva orden ministerial del Gobierno que confinará nuevos municipios madrileños y la gran capital. "Llevo toda la mañana atendiendo a peluqueros, mecánicos, mozos, repartidores, fontaneros, restauradores... Es un caos. Están muy preocupados. Quieren información sobre las nuevas restricciones. La situación que se avecina es muy complicada de nuevo. Es indignante. Los políticos no tienen ni idea de lo que es llevar un negocio y salir adelante. Nos van a arruinar sin tener en consideración donde nos va a llevar todo esto", critica el empresario.
La pesadilla del primer confinamiento se revive entre dueños de comercios, bares y restaurantes. Pero, esta vez, el azote es aún peor. La Gran Depresión económica ya sobrevuela Madrid y el drama que supondrá la nueva normativa del Gobierno de Sánchez podrá ser irreversible, sobre todo para un territorio que es el motor económico de España.
"Somos los más tontos de Europa"
Jose Luis Yzuel Sanz, presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España no sale de su asombro con la decisión del ministro de Sanidad y advierte del infierno que está por venir. "Son medidas absolutamente arbitrarias. Somos el país en el que se están tomando las medidas más drásticas y somos los últimos de la cola. Si hicieran un estudio saldríamos como los más tontos de Europa: en economía, muertes, contagios, rebrotes… Además, los contagios no se están dando en la hostelería. Es falso. El Ministerio Sanidad británico ha sacado un informe en el que sólo el 3% de los contagios se dan en bares y restaurantes. Y son los británicos, que ya sabemos que les gusta beber tanto o más que a los españoles. Por eso, esta decisión sanitaria no arreglará nada. Los contagios se producen en el hogar, en los colegios y en el lugar de trabajo, entre los tres suman el 80%. Suecia no ha cerrado nunca y tiene una tasa de 14 contagios por cada 100.000 habitantes. No han tenido que arruinar a nadie. Estamos rozando los peores datos económicos de Europa. Entiendo que se quiera cerrar para salvar vidas, pero es que no vas a salvar a nadie. Nos van a cerrar y nos van a hundir y va a seguir habiendo contagios y muertos porque el problema no somos nosotros. Es muy fuerte", recalca indignado José Luis Yzuel a Libre Mercado.
Adiós a cenar en Madrid
El calvario vendrá con la desaparición de las terrazas antes de las once de la noche. Es otra de las normas incluidas en el BOE que podrá abocar al suicidio del centro histórico de Madrid. Para los hosteleros es incomprensible.
"¿Por qué un restaurante tiene que cerrar ahora a las once de la noche? ¿Es que el coronavirus se convierte en un gremlin a partir de esa hora? No hay Dios que lo entienda. Yo ahora mismo estoy viajando en el AVE y está lleno, sin limitaciones. En los restaurantes sólo se permiten comidas con 6 personas y dejan clases con 25 alumnos, es que no es entendible. No dan pie con bola. Todo esto es una tomadura de pelo", lamenta el presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España.
José Antonio Aparicio es dueño del Restaurante Plaza Mayor y la Cervecería Plaza Mayor. Además, es presidente de la Asociación de Hosteleros del Centro de Madrid. Aparicio tenía 15 empleados antes del estado de alarma. Volvió a abrir con tres camareros y estos meses ha podido rescatar a otros cuatro. Después de escuchar la decisión del Gobierno y el cierre de Madrid, se plantea despedir a tres camareros otra vez.
"Lo que estamos viviendo en Madrid y, en concreto, en el centro de la ciudad, es una carrera de obstáculos. La orden de Illa es una más. Hablamos de una muerte sobrevenida. El centro de la capital es la zona más dañada, no hay turismo extranjero ni nacional. El centro se ha convertido en zonas de espacios muertos, solo se escucha el silencio, no hay visitantes y estamos absolutamente abandonados por todas las administraciones. El hecho de que los municipios colindantes, que son nuestros clientes potenciales, no puedan venir, significa que hay 4.700.000 personas menos como posibles clientes de nuestros locales. Así que nuestra situación es ya desesperada", indica Aparicio a este diario.
"Con el coronavirus el único consumo posible es en las terrazas. Y ya veníamos intentando soportar la normativa acústica impuesta por Manuela Carmena en el centro de Madrid, que nos condenaba a cerrar antes de las once de la noche en las terrazas en invierno. Es inaceptable las tremendas restricciones que ya veníamos aguantando y esto ya es la gota que colmó el vaso. A partir del 31 de octubre ya no vamos a poder servir cenas a los madrileños y a los pocos valientes que se vayan acercando. Estamos absolutamente limitados. Con el 50% de aforos y la prohibición de consumir en barras ya me dirás cómo sobrevivir. El centro de Madrid es el que da el 65% de atractivo turístico, pues ahora está en la peor de la situaciones. Vienen meses muy duros, muy duros, todavía más", comenta el propietario del restaurante Plaza Mayor.
En base a esta situación, la desaparición del servicio de cenas en terrazas es un peligro inminente para los que todavía estaban aguantando el tirón. Los bares ya se plantean cerrar por la noche, "es lo único que sale a cuenta. Va a haber cascadas de cierres de locales", indica Aparicio. Estaríamos ante la desaparición de centenares de terrazas al caer la tarde. Un triste decorado para el atardecer de Madrid.
"Las barras no se pueden utilizar. La gente trabaja hasta las ocho y las nueve, ¿quién va a salir a las siete a cenar en España? 1.131 millones de euros va a costar esta situación y se llevará por delante 15.000 empleos. Es un desastre total y absoluto. Es evidente que no servirá de nada. El Gobierno lo emplea como cortina de humo para que la sociedad vea que están haciendo algo".
A este respecto, la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE (CEIM) también ha transmitido datos catastróficos. Se estima que las nuevas restricciones frente a la pandemia supondrán en la región un coste de 600 millones de euros semanales y una caída del PIB de un 15%.
Los comerciantes andan también aterrados. Begoña Perlines, gerente de la Asociación de Comerciantes del Barrio de Las Letras destaca el pánico que ya se está viviendo. "Hay mucho miedo e incertidumbre. Esta zona está llena de establecimientos de moda, calzado, decoración, joyería, droguería, herrería y el 30% siguen cerrados todavía. Ahora será peor. La esperanza que suponía septiembre ya está perdida. Es una situación muy difícil, no sabemos en qué situación va quedar los comercios. Hay tiendas que ya han liquidado. Vivimos una gran preocupación".
Sandra Sánchez tiene una librería en el madrileño barrio de Lavapiés. "Esto es ya lo que faltaba. Yo nunca he visto mi ciudad tan destrozada y con tantos comercios liquidando y cerrados. Es lo que faltaba, Madrid ya no es lo que era y el ministro de Sanidad se la va a cargar. Madrid va a morir, este nuevo confinamiento será el remate", cuenta desesperada a Libre Mercado.
La angustia es el sentimiento predominante y el enfado, monumental. "Lo que tienen que hacer no lo hacen. Más PCR con resultados inmediatos, que hagan rastreos eficientes, que empleen la tecnología y no medidas medievales de encierro, que lo están haciendo como en la pandemia de la peste. ¿Qué creen? ¿Que estamos en el medievo?... ¡Hombre!, ¡por favor!", concluye José Luis Yzuel que continúa en su AVE repleto de gente.