La pasada semana, el Instituto Nacional de Estadística (INE) constató que el Producto Interior Bruto (PIB) se desplomó un 17,8% en el 2º trimestre de 2020, lo que supuso la mayor caída de PIB en España de la serie histórica.
Esta caída real (no se trata de previsiones) significa que la economía española ha entrado oficialmente en recesión, al sumar dos trimestres consecutivos en negativo.
De nuevo, un gobierno socialista lleva a España a la recesión, aunque, esta vez, batiendo todos los récords anteriores. No se trata de una recesión más, sino de la más grave de la democracia, en donde la caída del PIB interanual alcanzó el 21,5%, lo que ha supuesto un desplome sin precedentes de la serie histórica, ya que la mayor contracción anual del PIB correspondía al 2º trimestre de 2009, también con un gobierno socialista, cuando la economía española cayó un 4,4% interanual. El desplome ahora es cinco veces superior al registrado en el peor trimestre de la crisis de 2008.
Y este desplome se debe:
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En primer lugar, a la fuerte caída de la demanda nacional, 18,8 puntos, de la variación interanual del PIB en el 2º trimestre, por la caída del consumo de los hogares, 20,4%; de la inversión, 22,1%; y a pesar del aumento del gasto público un 1,6%.
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Y en segundo lugar, a la caída de la demanda externa, 2,7 puntos, por el descenso de las exportaciones.
Es la tercera vez, en el siglo XXI, que la economía nacional sufre una recesión, y las tres con un gobierno socialista:
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La primera vez, del 4º trimestre de 2008 al 2º trimestre de 2009.
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La segunda vez, del 2º trimestre de 2011 al 4º trimestre de 2013.
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Y la tercera vez, en esta ocasión, en el 1º y 2º trimestre de 2020.
Pero en esta ocasión, la salida de la recesión en el 3º trimestre puede ser un espejismo (dentro de pocos días conoceremos los datos), ya que aunque haya crecimiento positivo se va a deber a un efecto rebote tras el hundimiento de la economía en el primer semestre del año.
Pero la realidad determina que los problemas de la economía real siguen ahí y se notarán durante muchos años. Los sectores productivos, las empresas y pymes, los autónomos y el empleo de los trabajadores tardará en recuperarse una década.
Asimismo, las cuentas públicas sufrirán las consecuencias durante un largo período de tiempo, ya que según las últimas previsiones del Banco de España se espera que el déficit se sitúe a finales de 2020 entre el 10,8% y el 12,1% según los distintos escenarios que maneja el organismo, alcanzando cifras similares a las que nos llevó el expresidente socialista, Rodríguez Zapatero, en la crisis de 2008 y que desembocó en los recortes de los sueldos de los funcionarios y en la congelación de las pensiones.
El Gobierno de Pedro Sánchez, con la paralización del país, lo que ha provocado es un retroceso de la economía sin precedentes en nuestra historia. Y a pesar de que España ha sido uno de los países con el confinamiento más estricto, no ha conseguido controlar las tasas de contagios, pues, en esta segunda ola, tenemos unas tasas de contagios superiores a la de los países de nuestro entorno. De hecho, nueve de las diez regiones de Europa con mayor tasa de contagios son españolas.
Está claro que el Gobierno de Pedro Sánchez no ha sido capaz de controlar la situación sanitaria, económica y social. Es un Gobierno sobrepasado, que las medidas que ha ido adoptando no han dado los resultados esperados. Este Gobierno está acabado, pues carece de ideas y proyectos para sacar a España del pozo sin fondo al que nos han llevado, de nuevo, unas políticas socialistas ineficaces.
Alguien podría pensar que con esta crisis a cualquiera le hubiera pasado. Pero eso no es cierto, la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno tras la moción de censura supuso un punto de inflexión en las políticas y la economía empezó a notar sus efectos. El crecimiento y el empleo se frenaron, y el déficit creció hasta el 2,8% incumpliendo el compromiso que se fijó inicialmente con el presidente Rajoy en la senda de estabilidad presupuestaria de llegar al 1,3% en 2019. Posteriormente, la falta de certidumbre y seguridad, el cúmulo de errores en la toma de decisiones y la ausencia de estrategias han hecho que España sea el país de la OCDE donde más se desploma su economía.
Pero salir de la crisis es posible. Para ello, España necesita cambiar sus políticas empezando por elaborar un nuevo escenario macroeconómico que se ajuste a la realidad, pues el último que elaboró el Gobierno en mayo cuando remitió el Plan de Estabilidad Presupuestario 2020-2023 a Bruselas fijaba una caída del PIB del 9,2% cuando alcanzará el 11% según el Banco de España y otros organismos internacionales; un déficit del 10,34% cuando este estará entorno al 11,5%; una deuda del 115,5% cuando esta llegará al 120%; y una tasa de paro del 19% pudiendo llegar hasta el 22% en 2021 según el Banco de España.
A partir de ese escenario cierto, tendrá que elaborar unos Presupuestos pensados para superar la crisis, deberá rehacer el Plan de Reformas y tendrá que presentar unos proyectos fiables y capaces de ejecutar dentro del Next Generation UE.
Pero para ello es necesario cambiar las políticas, romper con unos socios de gobierno que no creen en nuestro país y aceptar las propuestas y la mano tendida que Casado y el Partido Popular llevan haciendo al Gobierno desde el primer momento. Solo así España podrá mirar al futuro con optimismo.