Las cifras de positivos por covid-19 que reportan a diario los medios de comunicación son solamente una parte de la información necesaria para evaluar la situación de la pandemia. Para entender la situación epidemiológica de manera más concreta, es preciso ir más allá y poner estos datos en contexto.
Por ejemplo, la mortalidad es, sin duda, el riesgo más grande asociado al covid-19. Si analizamos cifras absolutas de fallecidos, lo lógico es que las comunidades más pobladas acaparen los titulares, lo que da a trasladar la idea de que su situación es más grave que la de otras regiones. Sin embargo, si calculamos la mortalidad per cápita a base de ajustar los datos de fallecidos al número de habitantes de cada comunidad autónoma, encontramos que los datos del Instituto Nacional de Estadística certifican que Madrid es la región que menos decesos acumula desde que empezó la segunda ola de contagios.
De igual manera, otro factor relevante para analizar la incidencia del covid-19 en cada territorio pasa por comparar el número de positivos con el de hospitalizados. El ministerio de Sanidad ofrece ambas cifras, pero no las relaciona entre sí. No obstante, si hacemos este cálculo con los datos de los siete últimos días podemos ver que Madrid es la cuarta comunidad con menor ratio de hospitalizados vs positivos. De hecho, si el promedio nacional es de 5,6%, el cociente de Madrid es de un 1,9%.
Manejar bien estas cifras es importante en términos de capacidad, porque ayuda a que los servicios sanitarios puedan atender la segunda ola de contagios sin llegar a un punto de saturación. De momento, el hecho de que los enfermos que requieren hospitalización sea menor que en el resto de España ha permitido que Madrid esquive el letal escenario de saturación que sí se produjo en la primera ola de contagios, cuando la gestión sanitaria estaba bajo el "mando único" del gobierno central.
La capacidad, factor clave
Pero, en cualquier caso, hay miedo a que la acumulación de ingresos termine por desbordar el sistema. ¿Puede volver a ocurrir eso? El siguiente gráfico, publicado por el Financial Times, muestra que las UCI del sistema de salud madrileño se habrían desbordado en circunstancias normales al llegar a los niveles actuales de ingresos por coronavirus (línea azul). Sin embargo, gracias a los planes de elasticidad, la ocupación de las UCI por parte de pacientes de covid-19 no llega al 40% (línea rosa). De igual manera, la ocupación de camas de hospital por parte de enfermos del patógeno originario de China está ligeramente por encima del 20 (línea celeste).
¿Cómo se logra ese aumento de la capacidad? En primer lugar, la solución de los hoteles medicalizados ha permitido disparar el número de camas disponibles. Ahora mismo hay dos establecimientos hoteleros acondicionados para recibir pacientes: el Ayre Gran Colón y el NH Leganés. Pronto se les sumará un tercero: el Vía Castellana.
La Consejería de Salud también tiene la posibilidad de derivar pacientes a la sanidad privada o posponer operaciones no urgentes, dos decisiones relativamente sencillas y rápidas que contribuyen a evitar una sobresaturación del sistema. De igual modo, las autoridades regionales cuentan con el comodín de abrir algunos de los pabellones de IFEMA que ya fueron empleados como "hospital de campaña" en la primera ola de contagios. Esta solución, que podría habilitarse en octubre, serviría como puente de cara a la próxima apertura del hospital de emergencias de Valdebebas. Dicho centro, que llevará el nombre de la enfermera Isabel Zendal, podría estar listo a lo largo del mes de noviembre.
Hay, eso sí, un "cuello de botella" en el que la Comunidad de Madrid depende del gobierno central: la contratación de médicos extranjeros para hacer frente al aumento de la presión hospitalaria y gestionar la situación de manera más holgada. Aunque la Orden 232/2020 permitió contratar a sanitarios foráneos, la normativa tenía fecha de caducidad, puesto que solo entró en vigor por espacio seis meses. Al no existir cobertura legal suficiente, la Comunidad de Madrid (y el resto de gobiernos autonómicos) dependen del gobierno central para volver a activar esta posibilidad. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad sigue sin mover ficha.