La compañía Duralex, famosa por sus vajillas de vidrio templado que se venden en todo el mundo, ha sido declarada en quiebra por el tribunal comercial de Orleans. La empresa, con sede en La Chapelle-Saint-Mesmin de Loiret, en Francia, sufría importantes problemas financieros, tras haber reducido drásticamente su producción desde 2017, tal y como ha publicado Le Monde.
A esta situación, se le ha unido la crisis sanitaria, que ha hundido el 60% de sus exportaciones, que suponían el 80% de su negocio.
El fabricante de cristal Saint-Gobain fue el que dio origen a Duralex, cuando en 1939 empezó a fabricar lunas para automóviles. La firma desarrolló una técnica de vidrio templado a 700-600 grados y que, enfriado súbitamente, le aporta una resistencia especial al material. Además, en caso de rotura, se crean unos fragmentos de pequeño tamaño que reducen la posibilidad de cortes, explican Nius Diario y algunos expertos en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, como Miguel Ángel Lurueña.
La compañía francesa Duralex (1945) arrasó en los 1960s con sus vajillas de vidrio templado. Se obtiene calentando a 600°C y enfriando de repente-> resistencia 3 veces mayor de lo normal. El nombre procede de: Sed lex, dura lex (la ley es dura pero es la ley) #gominolasdepeseta pic.twitter.com/GojFSP163d
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) April 15, 2020
En 1945, la empresa decidió aplicar ese descubrimiento a la producción de vajillas, que hasta entonces se fabricaban en loza o cerámica. No tardaron en triunfar y en expandirse por todo el mundo, también por su bajo precio. Primero, empezaron con vajillas transparentes, para después dar el salto a los platos y vasos ámbar y verde, según Verme. A partir de los 50, empezaron a llegar a los hogares españoles y, entre los 60 y 70, ya estaban en todas las casas.
En España, Duralex fundó su filial española Vidriera de Castilla en 1963. "Utilícelo como martillo, déjelo caer, golpéelo, hágalo pasar del hielo al agua hirviendo", era su eslogan. De hecho, para probar su resistencia, en la fábrica original dejaban caer una bola de acero de un kilo sobre una plancha de su cristal templado, recuerda Nius.
A partir de 1977, comenzó el declive de la compañía, que pasó por varias manos hasta que, en 2008, también estuvo a punto de quebrar. Según informa Duralex, ya tiene varios compradores interesados en adquirirla. Todavía hay esperanza para la enseña.