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Qué debería saber el Gobierno antes de regular el teletrabajo en España

Los países más ricos son los que tienen mayor potencial de teletrabajo, destacando Luxemburgo, con una potencial tasa de teletrabajo de más del 50%.

Los países más ricos son los que tienen mayor potencial de teletrabajo, destacando Luxemburgo, con una potencial tasa de teletrabajo de más del 50%.
Nueva ley de Trabajo a Distancia | Alamy

El Gobierno aprobó ayer martes el decreto ley que va a regular el teletrabajo en España. El coronavirus ha lanzado a empresas y trabajadores a esta nueva forma de empleo, pero este sistema no es posible en todas las labores del día a día de las compañías. No todos los trabajos pueden llevarse a cabo desde casa, tal y como muestran un gran número de estudios que ya se habían publicado antes de la pandemia y que son muy recomendables para que el Ejecutivo de Pedro Sánchez les eche un vistazo -si es que no lo ha hecho ya-. Sin embargo, hay países pueden tener una proporción de teletrabajadores más alta que otros. Según un reciente estudio del Banco de España, en nuestro país aproximadamente el 30% de los trabajadores podrían hacerlo desde casa, al menos, de manera ocasional, con lo cual, hay un buen margen de mejora en este tipo de actividad.

Si comparamos a España con la UE (+ Reino Unido), podemos comprobar cómo en la Unión Europea el teletrabajo está más extendido que en España. En 2018, cerca del 14% de los trabajadores de la UE teletrabajaba, frente a casi el 8% en España.

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En la Unión Europea existe una relación interesante sobre el teletrabajo y la edad del empleado. Así, hay un mayor porcentaje de trabajadores en el rango de edad de 55 a 64 años que teletrabaja -un 15,4% en los 27 países de la Unión- frente a los trabajadores de entre 25 y 54 años, donde teletrabaja un 14,1%.

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Además, en general, los perfiles de la UE donde más se teletrabaja son: los trabajadores de empresas más grandes, los de las ciudades, las mujeres, los que tienen con mayor cualificación y los mejor pagados, según la estimación de Santo Milasi, Martina Bisello, John Hurley, Matteo Sostero y Enrique Fernández-Macías, de 2020.

Por ejemplo, los resultados de las mujeres reflejan en cierta medida los patrones de segregación sectorial, ya que las mujeres están subrepresentadas en sectores como la agricultura, la minería, la manufactura, donde los niveles de teletrabajo son muy bajos.

En España, además, el porcentaje de trabajadores que afirman teletrabajar más de la mitad de los días que trabajan fue en 2019 un 4,9% según la Encuesta de Población Activa (datos incluidos en el documento del BdE) porcentaje que muestra un escaso crecimiento respecto al año 2014, cuando el 4,3% lo afirmaban. En 2009, lo hacía el 3,9% de trabajadores españoles.

Las empresas pequeñas son en las que más se teletrabaja debido a la cantidad de autónomos que trabajan desde casa. Sin embargo, si se restringen los datos a trabajadores asalariados, el teletrabajo es más frecuente en empresas de tamaño medio (Entre 50 y 250 trabajadores). Como es lógico, el teletrabajo es potencialmente mayor en aquellas actividades que requieren una mayor cualificación.

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El teletrabajo en el mundo

Pero, ¿qué porcentaje de empleos podrían hacerse desde casa? La respuesta varía según el país al que nos refiramos. Los investigadores Jonathan I. Dingel y Brent Neiman (2020) estiman que los países más ricos son los que tienen un mayor potencial de teletrabajo, destacando el contraste entre Luxemburgo, con una potencial tasa de teletrabajo de más del 50%, y Mozambique, con una tasa de menos del 10%. Estados Unidos tiene una potencial tasa de teletrabajo de 37%, según estos autores.

¿Somos más productivos?

Los economistas Nicholas Bloom, James Liang, John Roberts y Zhichin Jenny Ying investigaron la división de 252 empleados de una agencia de viajes de 16.000 trabajadores en China entre el trabajo en las instalaciones de la empresa y desde su residencia. Sus resultados indican que los trabajadores que llevaban a cabo su actividad desde casa aumentaron su productividad un 13%, debiéndose 9 puntos porcentuales de este aumento al menor número de descansos y menores días libres por enfermedad, y 4 puntos al hecho de que atendieran más llamadas por minuto.

Sin embargo, no todos los estudios apuntan en la misma dirección. Los autores Diego Battison, Jordi Blanes i Vidal y Tom Kirchmaier afirman en una publicación de 2017 que los trabajadores que deben comunicar información electrónica compleja son más productivos cuando se encuentran en la misma habitación y, dentro de la misma, cuando sus mesas están más unidas entre sí. El investigador Glenn Dutcher, en su investigación de 2012, encuentra que el teletrabajo puede aumentar la productividad de los trabajadores dedicados a tareas individuales creativas que necesitan una mayor atención, mientras la podría reducir en tareas individuales más repetitivas que se prestan más a distracciones en casa. Hay más evidencia en la misma dirección.

Por tanto, no todos los países pueden adaptarse de la misma manera al teletrabajo. Tampoco todos los trabajadores ni todos los sectores. Las ganancias en productividad de trabajar en casa varían según el tipo de actividad, aunque hay algunas en las que podría aumentarla considerablemente. Es necesario investigar más esta opción, que podría ayudar a reducir los efectos económicos negativos de la crisis de la Covid-19.

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