España no sólo sufre la mayor crisis económica de los países afectados por el coronavirus, sino que también se encuentra a la cola de la recuperación que empezó a experimentar el mundo desarrollado una vez superados los peores meses de la pandemia.
Los últimos datos de Eurostat, publicados ayer martes, dan buena cuenta de la gravedad de la situación. España registró la mayor caída del PIB de toda la zona euro en el segundo trimestre, tras anotarse un desplome del 18,5% respecto al primero, casi el doble que la media de Unión Monetaria y muy por encima del resto de países más golpeados, como Croacia (-14,9%), Hungría (-14,5%), Grecia (-14%), Portugal (-13,9%) o Francia (-13,8%). Y lo mismo sucede a nivel laboral, puesto que también presenta la mayor destrucción de empleo, con un -7,5%, más del doble que la media de la eurozona (-2,9%), seguida de Irlanda (-6,1%), Hungría (-5,3%) y Estonia (-5,1%).
Además, si se amplía la perspectiva, se observa que España es, tras Perú, el país que ha cosechado el mayor número de fallecidos por millón de habitantes y la peor recesión del mundo, con una contracción del PIB superior al 22% interanual en el segundo trimestre.
Estas cifras serían menos dramáticas si, tal y como afirmó el Gobierno inicialmente, España experimentara una rápida e intensa recuperación en forma de V, pero, a la vista de los últimos datos, no sólo es una quimera, sino que es la única economía desarrollada, perteneciente a la treintena de países ricos que conforman la OCDE, que se descuelga de la senda de crecimiento iniciada en los últimos meses, tras el pico de la primera ola.
Así lo refleja la última actualización del índice compuesto de indicadores líderes (CLI) de la OCDE, publicado el martes, que permite anticipar la evolución de la actividad económica a seis meses vista. Si en julio la OCDE ya advertía de que España estaba mostrando "signos tentativos de desaceleración", agosto confirma el descuelgue de la recuperación mundial.
Este índice se situó en agosto en 93,2 puntos, el más bajo de todos los países de la OCDE, tras caer un 1,5% con respecto a julio, siendo éste el único retroceso mensual registrado en el grupo de economías ricas. El resto de potencias siguen reflejando crecimiento, aunque a menor ritmo de avance que en los meses previos.
Alemania, por ejemplo, registró una lectura de 99,4 puntos, tres décimas más que en julio, mientras que Francia avanzó una décima, hasta los 97,3 enteros, e Italia se aceleró tres, hasta alcanzar 97,6 puntos en agosto. La lectura del índice CLI para conjunto de los países que conforman la OCDE avanzó tres décimas durante el pasado mes, hasta los 98,3 puntos, mientras que la zona euro se incrementó en una décima, hasta 97,7 puntos.
La mala evolución que experimentó el mercado laboral en la segunda mitad de agosto ya permitía entrever esta preocupante evolución, pero los últimos indicadores disponibles han terminado por confirmarla. Así, la actividad del sector de servicios se contrajo en agosto, poniendo fin a una recuperación de dos meses tras el confinamiento.
El índice de gerentes de compras (PMI) de Markit, que representa alrededor de la mitad de la producción económica, bajó a 47,7 puntos desde los 51,9 en julio —por debajo de 50 marca contracción—. "Los datos de servicios de agosto arruinarán las esperanzas de aquellos que buscan una recuperación en forma de V en la economía de servicios de España", según alertó Paul Smith, director de economía de IHS Markit.
El hundimiento del turismo explica, en gran medida, este retroceso. El número de turistas internacionales cayó un 75% interanual en julio y el problema es que tampoco logró remontar en agosto, dando así por terminada la campaña veraniega. La caída acumulada a durante el año asciende a 35 millones de visitantes en comparación con el mismo período de 2019 y unos 38.000 millones de euros en gasto turístico, con una pérdida del 73%.
No es de extrañar, por tanto, que el Índice de Sentimiento Económico en España registrara también una caída de 2,5 puntos en agosto, hasta los 88,1 puntos, siendo el país de la UE donde más empeoró la confianza, mientras que la media de la zona euro aumentó 5,3 puntos.
Como consecuencia, y a la espera de lo que suceda en los próximos meses, algunas firmas empiezan a empeorar las previsiones económicas de España de cara al cierre del ejercicio. La última, la agencia de calificación crediticia Fitch, que estima un desplome del 13,2% del PIB en 2020, frente al retroceso del 9,6% que preveía en junio.