Si el martes fue la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat) la que arrojó un jarro de realismo a la edulcorada imagen que el Gobierno de Pablo Sánchez y Pablo Iglesias ofrece de España –con gran diferencia, el país con la mayor caída del PIB y del empleo de toda la Zona Euro–, este miércoles ha sido la propia Comisión Europea la que ha desmentido a Sánchez al negar que sea imprescindible, tal y como el socialista habia afirmado categoricamente en el Senado, tener nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 para conseguir los fondos europeos destinados a la recuperación económica.
Y es que, por mucho que Sánchez trate arteramente de presionar a los partidos de la oposición para que respalden incondicionalmente sus cuentas, y por mucho que, ciertamente, lo ideal sería unos PGE que atendieran fielmente a las condiciones europeas para el desembolso de los 140.000 millones de euros acordados para España, nada impide adaptar los prorrogados a los compromisos adquiridos con nuestros socios comunitarios por la vía de los reales decretos. De hecho, el Ejecutivo de Sánchez ya ha recurrido a ella en el pasado, si bien con fines meramente partidistas, como sucedió con los llamados 'viernes electorales' de 2019.
La cuestión, por tanto, no es que la Comisión Europea exija, sin más, "nuevos Presupuestos" como el hecho de que las cuentas del Estado para 2021, sean nuevas o prorrogadas, persigan coherentemente los objetivos de ortodoxia presupuestaria, reducción del gasto público y disminución del déficit público que Bruselas reclama a cambio de su ayuda financiera. Lo paradójico es que esos los Presupuestos –o las adaptaciones y ajustes a los heredados de Cristóbal Montoro– deberían ir en la línea opuesta a lo que el PSOE y la extrema izquierda podemarra han firmado en su acuerdo de gobierno.
No será este periódico el que elogie los Presupuestos del voraz Montoro; pero, desde luego, se entendería perfectamente que Bruselas los prefiriese –adaptados mediante decretos responsables– en lugar de unos de nuevo cuño pergeñados por socialistas, comunistas y la extrema izquierda separatista. Bruselas teme que lo nuevo pueda empeorar lo antiguo, de ahí su condescendencia ante la posibilidad de unos Presupuestos nuevamente prorrogados. En cuanto a Sánchez, parece que, con tal de seguir en la poltrona, sería hasta capaz de prorrogar, una vez más, los PGE del PP que tanto criticó en el pasado. Y es que con Sanchez no se puede esperar nada bueno, sólo lo malo o lo aún peor.