El manejo de la crisis del covid-19 en Suecia ha sido marcadamente distinto a la gestión de la pandemia en países como España o Italia. En vez de imponer un cerrojazo generalizado de las actividades sociales y económicas, el país nórdico ha apostado por una estrategia de adaptación, pidiendo a sus ciudadanos que mantengan la distancia de seguridad recomendada y limitando las restricciones a los grandes eventos.
Desde la segunda mitad de abril, la evolución de la mortalidad en el Reino escandinavo describe una curva de pendiente claramente decreciente. En total, 5.700 personas han perdido la vida debido al covid-19. Aunque esta cifra supone un aumento de la mortalidad cercana al promedio de la OCDE, también implica un repunte superior al registrado en Dinamarca, Finlandia o Noruega, que apenas acumulan 1.200 fallecidos.
Tegnell, figura clave
El arquitecto de la respuesta sanitaria del país escandinavo es el influyente epidemiólogo Anders Tegnell, quien recientemente afirmó que aproximadamente uno de cada tres ciudadanos podría haber desarrollado anticuerpos contra el virus, lo que acercaría a Suecia a un escenario de "inmunidad de grupo" que contribuiría a limitar futuros contagios.
Tegnell también ha recordado que la mortalidad registrada en Suecia ha estado muy concentrada entre los más mayores, puesto que dicho grupo de riesgo ha sufrido 5.000 de las 5.700 muertes provocadas por la pandemia.
En este sentido, el epidemiólogo de referencia sí ha apuntado que la respuesta del gobierno fue tardía. No obstante, ante la ausencia de una vacuna o un tratamiento efectivo en el corto y medio plazo, Tegnell insiste en que hay que entender la lucha contra el covid-19 "como un maratón, no un sprint" y saca pecho con la ausencia de "rebrotes".
Las tesis de Tegnell distan mucho de generar consenso y han despertado críticas tanto dentro de la comunidad médica como en la esfera política y mediática. Sin embargo, la pandemia no ha generado grandes choques en ninguno de estos campos y el clima de debate se mantiene razonablemente sosegado.
¿Se salva la economía?
¿Y qué hay de la economía? Su evolución en el segundo trimestre del año refleja una caída del 8,6%, marcadamente por debajo del 18,5% de caída que ha sufrido España y también por debajo del descenso del 11,9% observado en la Unión Europea. En el primer trimestre del año, el PIB esquivó los números rojos y creció un magro 0,1%.
Para el conjunto del año 2020, el servicio de estudios del banco SEB apunta en su panel de previsiones que el consenso de los analistas apunta a un descenso del PIB del 5%. En 2021 se observaría un fuerte rebote que permitiría recuperar buena parte de la producción perdida. Por otro lado, en lo relativo al mercado laboral vemos que la tasa de paro ha subido del 7% al 9%, pero empieza a mostrar signos de bajada.