El oro se ha convertido en uno de los activos preferidos por los inversores desde que la pandemia obligó al cierre de las economías en casi todo el planeta. Desde entonces, la onza del metal dorado se ha disparado pasando de cotizar en los 1.600 dólares (1.347 euros) a los 2.040 dólares actuales (1.717 euros).
Las políticas expansivas de los bancos centrales, que han causado un aumento de la masa monetaria sin precedentes, han hecho que los bonos soberanos hayan visto caer su rentabilidad considerablemente. Si a este escenario se le añade el hecho de que la volatilidad es a día de hoy un 80% más alta a la de hace un año, el rally del oro se explica por sí solo.
Pero, no solo el oro se ha revalorizado de una forma considerable, también lo ha hecho la plata. Históricamente ambos metales han mantenido una correlación fuerte y esta vez no ha sido diferente. La onza de plata ha subido un 55% en los últimos doce meses pasando de los 16,8 dólares (14,15 euros) a los 26,8 (22,6 euros). Solo el pasado mes subió un 10%, siendo el mes más alcista para este metal desde 1979.
Los expertos de Tesfaye han pronosticado que la plata, que ha alcanzado máximos de una semana en 26,87 dólares para el contrato de próximo vencimiento del COMEX de septiembre, podría mantenerse en alrededor de 30 dólares a finales de año. "A finales de julio pronosticamos que la plata eclipsaría al oro. Y eso es exactamente lo que ha pasado —por un tremendo 11,5%. Además, creemos firmemente que la plata seguirá ganando ventaja al oro", explica el experto de Investing.com, Pinchas Cohen.
A todo esto, hay que sumar otra variante: la producción de la plata. Las minas peruanas y mexicanas, que suponen el 40% de la producción mundial, han tenido que cerrar debido a las medidas sanitarias a causa del covid-19. Por todo ello, el Instituto de la Plata predice un déficit entre la oferta y la demanda por primera vez en cinco años, por lo que cabe pensar que el precio de este metal puede seguir aumentando.