La Fundación Compromiso y Transparencia ha publicado recientemente un informe en el que evalúa la evolución de las subvenciones recibidas por los partidos políticos españoles. Dicho estudio parte de un análisis destaca que, desde 1978 hasta 2015, estas partidas se han multiplicado exponencialmente, pasando de 10 a 246 millones de euros.
El salto fue relativamente pequeño entre 1978 y 1985 (de 10 a 15,6 millones), pero llegado 1990 se alcanzaban ya los 50,4 millones y un lustro después eran 95 millones de dinero público los que manejaban los partidos de nuestro país. Esta rúbrica siguió aumentando, llegando a 142 millones en el año 2000, a 184 millones en el 2005 y a 246 millones en 2015, último dato recogido en el informe de la Fundación Compromiso y Transparencia.
El think tank Institución Futuro ha recogido estos datos en el siguiente gráfico:
El estudio de la entidad contrasta la financiación de los partidos con la de la iglesia católica para poner de manifiesto la dependencia del dinero público que reflejan las cuentas de las agrupaciones políticas: "el peso de las subvenciones sobre su financiación total es del 82%, frente al 24% que supone esa misma partida en los recursos de las diócesis españolas".
La comparativa con los demás países europeos también revela anomalías en la estructura de financiación de nuestros partidos: "el peso de la financiación pública de los partidos políticos en España alcanza el 88%, mientras que el promedio europeo es del 67%, con mínimos del 22% en Reino Unido, el 35% en Alemania o el 42% en Holanda".
Así se desglosa la dependencia de la financiación pública en Europa, con datos del Grupo GRECO que recoge la Fundación Compromiso y Transparencia y que presenta Institución Futuro:
Cambiar el modelo
Según la Fundación Compromiso y Transparencia, "la defensa de la subvención pública como principal fuente de ingresos supone aceptar que los partidos políticos forman parte de la estructura del Estado y negar, por el contrario, que son una iniciativa más de la sociedad civil. Como se puede observar, lo que está en juego detrás de esta concepción es muy importante: el papel de la sociedad civil y el control de la actividad política".
El estudio sugiere la posibilidad de crear una casilla en la declaración del IRPF que permita elegir si se financia o no a los partidos políticos, siguiendo el modelo de financiación pública que ya se emplea con la iglesia. Otra alternativa sería favorecer la transición a un modelo en el que predominen las aportaciones privadas, reduciendo el gran peso que hoy tienen las subvenciones en el gasto de los partidos.