El largo, draconiano y empobrecedor confinamiento con el que el Gobierno de Pedro Sánchez trató, tan estúpida como ilusamente, de evitar que España se convirtiera en uno de los países del mundo más afectados por el coronavirus ha propinado un golpe inaudito al mercado laboral. Así lo muestra la catastrófica Encuesta de Población Activa del segundo trimestre del año, publicada este martes por el INE, según la cual el número de ocupados en abril, mayo y junio disminuyó en 1.074.000 personas, lo que supone el mayor desplome de la serie histórica iniciada en 1976. Y eso que los datos no incluyen a los más de tres millones de afectados en abril por un ERTE, que la EPA considera ocupados a efectos estadísticos.
La pasividad del Gobierno social-comunista a la hora de combatir la epidemia una vez acabado el estado de alarma –haciendo oídos sordos tanto a las últimas recomendaciones de la OMS como al plan B propuesto por el principal PP–, junto a su resistencia ideológica a bajar impuestos, reducir el gasto público, eliminar barreras al empleo como el salario mínimo y, en general, a liberalizar el demasiado encorsetado sistema productivo abocan a unos datos de empleo aún más desastrosos en el futuro previsible.
El humillante veto que Gran Bretaña y cada vez más países han impuesto a España podrá ser una decisión exagerada y, en algunos casos, artera, pero no deja de ser una consecuencia lógica de la pésima gestión del Gobierno social-comunista. Un Gobierno que pasó de querer someter a cuarentena a todos los turistas extranjeros a permitir que los aeropuertos españoles se convirtieran en un coladero. Un Gobierno que con escandalosa desfachatez dice ahora que nunca existió el comité de expertos que aseguró estaba dirigiendo sus pasos durante la desescalada. Un Gobierno, en fin, que a día de hoy sigue siendo incapaz de informar del número real de fallecidos por el coronavirus y que mantiene como director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias al indeseable Fernando Simón, bochornoso incompetente que encima agradece a Gran Bretaña y a Bélgica que desincentiven las visitas de sus ciudadanos a España, no tiene la menor legitimidad ni credibilidad en España o en el extranjero.
Así las cosas, ya podrá Pedro Sánchez exagerar y vanagloriarse de haber conseguido de Bruselas una financiación "equivalente al 60% del PIB alcanzado por España en 2019" –lo cual denota que este supuesto doctor en Economía no sabe a cuánto ascendió el PIB el año pasado, que ignora a cuánto asciende el rescate europeo o ambas cosas a la vez–, pero lo cierto es que aun así no sería dinero suficiente para paliar su desastrosa gestión. Por lo demás, parece ignorar que buena parte de ese dinero lo entregarán a condición de que su Gobierno deje de hacer lo que sigue haciendo.
Por catastróficos que sean los datos de empleo publicados este martes por el INE, con personajes como Sánchez e Iglesias al frente del Gobierno no hay, si la UE no lo remedia, límites al deterioro.