No dan abasto. Daniel Esteve, el exvigilante de seguridad que fundó Desokupa, se ha convertido, junto a su equipo, en el terror de los jetas. El infierno de la okupación ha aumentado tras el desconfinamiento y su empresa de desahucios tiene las líneas de teléfono colapsadas con cientos de llamadas de desesperación. Se podría decir que, habida cuenta de los datos y su incuestionable éxito, el experto en desalojo se ha consolidado en España como el salvavidas de miles de familias, que se han visto envueltas en un verdadero infierno, debido a la laxa legislación que permite campar a sus anchas a los okupas e invadir hogares a placer.
En cuatro años, Esteve y los suyos han liberado de este calvario a 4.800 afectados. Un balance más que positivo, pero que no deja de reflejar la injusta y cruenta realidad a la que se enfrentan los dueños de inmuebles que se ven desprotegidos por la justicia. Cabe recordar que los empleados de Desokupa, fueron tachados de "neonazis", "matones" o "paramilitares del Este", por la izquierda mediática y política, pero, para las víctimas de los usurpadores, este equipo, formado por abogados, exvigilantes de seguridad, escoltas y detectives, son los héroes que les han devuelto la calma.
"Desde que empezamos en 2016 hemos llevado a cabo 4.800 desokupaciones sin violencia, con nuestro método, y sin ninguna condena judicial. Esto es lo que más rabia les da a la gente, porque nos denuncian falsamente y después en el juicio lo ganamos todo. Además, la relación con la policía, guardia civil y mossos es excelente. Parece que nos hubieran aceptado como la empresa oficial que hace bien las cosas. Los agentes se dan cuenta que estamos ayudando a las familias. Estamos muy contentos por todo lo que estamos haciendo. Ya tengo a 90 personas en plantilla", comenta con orgullo Esteve a Libre Mercado.
El inventor de la fórmula legal para echar okupas ha creado escuela. Decenas de empresas han florecido, siguiendo la estela de Desokupa. Pero a Esteve no le faltan los clientes. De hecho, confiesa que "ni cogerá vacaciones este verano". El confinamiento ha desencadenado una ola masiva de okupaciones en destinos turísticos. Ahora, tras finalizar el estado de alarma, aquellos que se están yendo de vacaciones se encuentran en sus segundas residencias con que tienen unos okupas que no piensan irse del salón de su casa.
"No paramos. Hemos aumentado los clientes en un 300% tras el desconfinamiento. La gente vuelve en verano a su segunda residencia y se encuentra la sorpresa. Hoy, que es un día normal para nosotros, tengo doce equipos en Madrid, uno en Barcelona, otro en Bilbao, uno en Ibiza y dos en Tenerife. Por ejemplo, antes del confinamiento recibíamos unas 300 visitas al día en la web y ahora estamos en 1.500 visitas al día. En llamadas recibimos 200 diarias y muchos días llegamos a contestar entre 500 y 800 solicitudes. Tengo cinco líneas colapsadas todo el día y he tenido que ampliar equipos. Yo a veces tengo que desconectar porque la cabeza me va a estallar", admite el creador de Desokupa, que acaba de apearse del AVE en Madrid para trabajar en la capital estos días.
"Sacrificios por la patria"
Los mensajes políticos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, durante estos últimos meses de pandemia, alentaban a que los inquilinos dejaran de pagar la renta. El líder de Podemos pedía "sacrificios por la patria" a los arrendadores, el 85% de ellos de clase media trabajadora.
Y lo cierto es que este tipo de perversas proclamas han desincentivado el pago de la rentas, entre inquilinos que podían afrontar la cuota del alquiler. Es el nuevo tipo de okupa que se está encontrando Daniel Esteve, al que califica como "caradura", puesto que previamente ha comprobado, antes del desahucio, que no se trata de ninguna familia marginal, sin ingresos o que asuma el riesgo de quedarse en la calle con hijos menores.
"La okupación ha aumentado exponencialmente desde que Pedro Sánchez saliera diciendo que la gente no pagara los alquileres. Se han dado situaciones en que la gente podía pagar la casa y no lo ha hecho. Nos llaman las familias contándonos que los inquilinos no les querían pagar y sabían que seguían trabajando y no tenían problemas económicos. Hay muchísimos así. También está muy de moda encontrarse a los jetas que alquilan en temporada de invierno y se quedan en verano sin pagar para disfrutar de un piso sin coste. Pues ahí está Desokupa para echarlo, allí vamos nosotros", afirma con rotundidad el empresario.
De los 4.800 inmuebles devueltos un 10% son narcopisos. La mafia y los traficantes no asustan en absoluto a los de Desokupa. No hay piso que se les resista, el último de ellos un narcopiso en Atocha (Madrid), con más de un centenar de llamadas de vecinos pidiendo auxilio a la policía y que estaba repleto de camellos.
"Estamos muy contentos por todo lo que estamos haciendo. En Barcelona llevo recuperados más de 150 narcopisos en el Raval. En Madrid logramos desalojar en diez minutos un narcopiso que acumulaba cientos de denuncias de vecinos que habían recibido amenazas de muerte. Las mafias nigerianas vendían allí heroína. La policía nos esperó en la puerta y la verdad es que fue un éxito el desalojo", explica Esteve.
Alberto 3 Huevos
El buen hacer de Desokupa y su crecimiento empresarial ha permitido a Esteve y a los suyos iniciar desde hace un año una gira de desalojos gratuitos por España. Numerosas familias sin recursos y que no pueden pagar sus servicios, entre 2.000 euros y 4.000 euros de media por desalojo, han logrado regresar a sus hogares okupados gracias al altruismo del barcelonés.
Pero si hay algo en lo que está volcado de lleno el exvigilante de seguridad es en ayudar a los niños con cáncer. Sus redes sociales están llenas de mensaje de apoyo a los enfermos y su relación con Alberto, un niño con metástasis, se popularizó conmoviendo a todo aquel que seguía la vida del pequeño. Una historia desgarradora que hizo jirones el corazón de Esteve, al fallecer su gran amigo este pasado 21 de enero.
"Creé una asociación solidaria que se llamaba Cinco Causas, pero, a raíz de la muerte de Alberto, un niño con cáncer muy amigo mío, que murió el 21 de enero, le cambié el nombre y llamé a mi asociación Alberto 3 Huevos, porque yo siempre dije que Alberto tenía tres huevos por cómo luchó contra el cáncer, incluso me tatué su nombre. Le prometí que iba a destinar todo lo que recaudara a ayudar a los niños con cáncer como él, y así lo estoy haciendo. Desokupa ha estado repartiendo mascarillas y geles durante el confinamiento por comisarias y demás instituciones en nombre de Alberto. Puse de mi bolsillo 52.000 euros para la compra de material sanitario y lo hice en homenaje a él", revela con nostalgia en el tono de voz.
Desde Alberto 3 Huevos, Esteve y su equipo ayudan ahora a Gaby, una niña con cáncer. "Estamos acompañándola, porque está muy malita. Está en fase terminal y le estamos haciendo muchas cosas. Le preparamos un cumpleaños muy bonito, la llevamos a hacer inmersión con tiburones y voy haciendo todo lo que puedo con ella…", murmura sin poder ocultar cierta tristeza.
Aunque todavía hay esperanza para Gaby. "Existe un tratamiento en Estados Unidos que vale 600.000 euros y los padres están esperanzados. Yo estoy ayudando con esa recaudación a la familia. Sus padres y nosotros agradeceríamos que lo difundierais (página web aquí)", nos pide Esteve que ya tiene que cortar la llamada. Otro desalojo le espera.