El 22% de los contribuyentes declaran unos ingresos anuales superiores a 30.000 euros. Sin embargo, su aportación fiscal en el Impuesto sobre la Renta tiene un peso superior al 50% de los ingresos totales obtenidos por dicha vía. Así se desprende del último informe anual de recaudación publicado por la Agencia Tributaria.
Si subimos al umbral de contribuyentes que percibe más de 60.000 euros al año, encontramos que dicho segmento supone el 4% del total de liquidaciones. No obstante, dicho colectivo aporta el 15% de los recursos generados por el IRPF, de acuerdo con las cifras de ingresos impositivos que divulga anualmente el fisco.
Por el contrario, en la banda baja de ingresos encontramos que las rentas inferiores a 12.000 euros anuales suponen el 39% del total de liquidaciones, pero solo generan el 15,44% del total recaudado por Hacienda. No hay que olvidar, además, que los contribuyentes con rentas inferiores a los 22.000 euros brutos anuales quedan exentos de tributar una vez se cierra el año fiscal.
Al castigo que sufren las rentas altas hay que sumarle el golpe fiscal con el que se castigan el patrimonio y el ahorro. España es uno de los pocos países que mantiene en pie los impuestos de Patrimonio y de Sucesiones, amén de otros tributos que también actúan en este frente. Cuando se consideran todos ellos, encontramos que España es el quinto país que más impuestos cobra a la riqueza de sus ciudadanos.