El Gobierno de Pedro Sánchez hizo caso omiso a las advertencias sobre los efectos negativos que traería consigo la histórica y unilateral subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros en 2019.
Sin embargo, ahora que ya empieza a disponerse de datos suficientes como para hacer balance, los primeros resultados suponen un nuevo baño de realidad para el Ejecutivo socialista, ya que su tan aclamado aumento del SMI ha costado miles de empleos.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha realizado una primera evaluación ex post de aquella subida del 22% del SMI y los resultados son claros. Tras cuantificar la incidencia de esta medida en las afiliaciones de 2019, concluye que supuso un "efecto negativo sobre la afiliación", ya que redujo su ritmo de crecimiento entre 0,13 y 0,23 puntos porcentuales, lo cual se traduce en una pérdida de entre 19.000 y 33.000 afiliados en 2019.
Este efecto se habría distribuido desigualmente por colectivos, siendo los jóvenes y las regiones con salarios más bajos los más perjudicados. Aunque estas primeras estimaciones no incorporan posibles efectos indirectos sobre el consumo asociados al incremento salarial que experimentaron algunos trabajadores, cuyo estudio la AIReF deja para más adelante, el impacto directo arroja una significativa destrucción de empleo.