La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, no ha logrado hacerse con la presidencia del Eurogrupo. Esta misma tarde se han conocido los resultados de la votación, que la socialista se disputaba con Paschal Donohoe y Pierre Gramegna, sus homólogos en Irlanda y Luxemburgo.
A pesar de que Calviño estaba considerada como la favorita y contaba con el apoyo de las tres mayores economías de la moneda común (Alemania, Francia e Italia), finalmente ha sido superada por su colega irlandés, quien asumirá el puesto el próximo lunes 13 de julio y lo mantendrá durante los próximos dos años y medio, hasta diciembre de 2022.
Calviño ha partido como favorita para ganar la criba de la primera vuelta, pero la segunda ronda de la votación ha sido más compleja, puesto que la afinidad ideológica entre los partidarios de Donohoe y Gramegna se presupone más estrecha, al tratarse de dos políticos vinculados a las familias europeas del PP y Ciudadanos.
El Ejecutivo español, que deshojó la margarita durante varias semanas, optó por formalizar la candidatura de Calviño el pasado 25 de junio. En el seno de la Administración Sánchez, su figura encarna una línea programática más moderada en materia de consolidación presupuestaria y más ortodoxa en lo relativo a la estabilidad macroeconómica.
Las tareas del presidente
El Eurogrupo es, ante todo, un organismo informal en el que se encuentran los ministros europeos del ramo con el objetivo de coordinar políticas y tomar algunas decisiones conjuntas. La función del Eurogrupo fue recogida en el Tratado de Lisboa, cuyo protocolo número 14 señala que las reuniones de la institución se dedicarán a "examinar cuestiones vinculadas a las responsabilidades específicas que comparten en lo relativo a la moneda única".
La importancia del Eurogrupo ha ido a más desde la pasada crisis, puesto que éste fue uno de los foros elegidos para debatir la condicionalidad de los programas de ayuda financiera pactados con países miembros de la moneda única, como Grecia, Portugal, Irlanda o España. Ahora, la crisis de la covid-19 y el "rescate" que presumiblemente van a recibir países como Italia o España vuelve a convertir el Eurogrupo en un foro clave.
Ahora, el ministro de Finanzas de Irlanda, Paschal Donohoe, como presidente, se encargará de moderar dichas reuniones, en las que estará acompañada por sus dieciocho homólogos. Los hombres de negro también se sientan en la mesa del Eurogrupo, puesto que estas cumbres también cuentan con la presencia del vicepresidente de la Comisión Europea y del presidente del Banco Central Europeo, a quienes en ocasiones se les suma un alto representante del Fondo Monetario Internacional.
Entre junio y octubre, la presidencia del Eurogrupo tiene que coordinar dos reuniones vitales para definir las medidas anti-crisis de la era post-covid. Estas cumbres tendrán lugar el 11 de septiembre y el 5 de octubre y marcarán las líneas generales de los programas de "rescate", definiendo su tamaño y marcando hasta qué punto están sujetos a condicionalidad (adopción de reformas concretas, plan de garantía de la estabilidad presupuestaria, etc.).
A Donohoe le tocará ahora encauzar estas conversaciones, pero también tendrá que supervisar los documentos de trabajo, el orden del día de las reuniones, la redacción de los acuerdos o la representación de los intereses económicos de la UE en las cumbres del G-7.