Desesperación bajo el sol de Palos de la Frontera en Huelva. Más de 800 temporeros, inmigrantes procedentes de África, llevan cuatro días esperando ante las puertas del ayuntamiento de la localidad andaluza. Todos ellos guardan la esperanza de empadronarse y recibir el Ingreso Mínimo Vital, disponible desde el pasado 15 de junio.
Nadie guarda la distancia de seguridad. Entre el griterío, se abre paso una trabajadora municipal que avisa de que la información que han recibido no es cierta. El empadronamiento no les da derecho a percibir el Ingreso Mínimo Vital, a menos que lleven un año de residencia legal y demostrada en España. Pero apenas logran entender a la empleada, tal y como se puede apreciar en las imágenes captadas por Canal Sur.
Centenares de personas esperan bajo el sol para empadronarse en Palos de la Frontera y recibir el Ingreso Mínimo Vital.
👉🏼 Expertos locales denuncian que están siendo engañados por mafias que le asesoran. #ADirecto @canalsurhuelva pic.twitter.com/TMYCoRfydG
— Andalucía Directo (@adirecto) June 22, 2020
El secretario general en Huelva de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Manuel Piedra, ha advertido de la dramática situación que están viviendo los temporeros inmigrantes en Andalucía. Más de 7.000 trabajadores, con contrato en origen, han terminado ya la recogida de la fresa y no pueden regresar a su país. Marruecos tiene todavía las fronteras cerradas a causa del coronavirus.
Está situación ha propiciado que las mafias y ONG, que operan al margen de la ley, estén aprovechando la crisis para estafar a los temporeros: "Estas personas están pagando por venir del campo al pueblo, pagan por hacer la cola, pagan por el papel del empadronamiento, pagan por tasas que no existen. Están en manos de las mafias, son personas que no saben ni leer ni escribir, tampoco saben español. Hemos llamado a Cruz Roja y a las organizaciones que contratan a mujeres marroquíes para que sus mediadores culturales se hagan cargo, y les transmitan correctamente la información", ha denunciado Manuel Piedra.
Es así cómo las organizaciones agrarias han dado la voz de alarma desde que observaran que sus trabajadores estaban siendo asesorados por grupos organizados, con el único objetivo del aprovechamiento personal. "Les han hecho creer que con el empadronamiento podían acceder a la ayuda económica. Lo que no saben estas personas es que no pueden acceder a estos ingresos porque ni tienen la antigüedad ni los derechos. No cumplen con los requisitos. Ellos llegan gracias a la contratación en origen, vienen, hacen su trabajo y se van. En ningún caso podrían acceder al Ingreso Mínimo Vital porque no son residentes ni trabajadores, para ello tendrían que pasar tres años como residentes aquí y demostrarlo, y, además, tendrían que estar un año más en Palos de la Frontera empadronados en el mismo domicilio", afirma el representante onubense de la Unión de Pequeños Agricultores.
Las autoridades locales trabajan desde hace días intentando explicar los requisitos necesarios. En la zona se respira una gran preocupación por un posible rebrote de coronavirus entre los temporeros, quienes acuden masivamente a las instituciones públicas en busca de la ansiada ayuda económica. Muchos de ellos están sin mascarilla en las colas y apelotonados unos con otros, lo que podría provocar una nueva ola de contagios en los pueblos que viven de la recolecta. Por este motivo, desde UPA llaman a la calma y piden la intervención de organizaciones como Cruz Roja para, de este modo, prevenir lo que ya han denominado como una grave "crisis humanitaria" en las cosechas.