Aunque la cifra oficial de fallecidos por coronavirus se sitúa en el entorno de los 27.000 decesos, las estimaciones sobre el alcance real de la tragedia se mueven en dimensiones mucho más abultadas. El exceso de fallecidos respecto al pasado año ronda los 43.000 decesos según el Sistema MoMo, mientras que la Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios habla de cerca de 44.000 muertes más que en 2019, un dato similar al que baraja el Instituto Nacional de Estadística.
España se ha convertido ya en el segundo país con mayor exceso de mortalidad del mundo, solo superado por Reino Unido. A este desastroso hito hay que sumarle unas previsiones desoladoras en materia económica, que apuntan que no habrá recuperación hasta 2023 y prefiguran un desplome cercano al 10% en el PIB de 2020. Queda claro, pues, que la estrategia del gobierno de coalición entre PSOE y Podemos "ni salva vidas, ni salva la economía".
¿Qué aspectos han incidido más en este lamentable resultado? Transcurrido un trimestre desde el estallido de la pandemia en Occidente, hay dos gráficos que se antojan vitales para comprender esta cuestión. El primero tiene que ver con la importancia de tomar medidas rápidamente y reaccionar a la propagación del patógeno con celeridad. Esta variable ha sido analizada por el Financial Times, que recientemente publicó el siguiente gráfico en el que se puede comparar el exceso de mortalidad (eje vertical) con el número de infectados registrados el día en que se tomaron medidas de aislamiento. Como puede verse, hay una correlación entre tomar medidas pronto y sufrir menos fallecimientos por covid-19.
Pero ser rápidos no significa ser drásticos. El gobierno español ha decretado un cerrojazo muy estricto, introduciendo incluso un periodo de "hibernación" en el que la productividad se quedó bajo mínimos. Sin embargo, otras economías de la OCDE han seguido funcionando con un ritmo notable, aunque dentro de un nuevo marco de precauciones motivadas por la necesidad de garantizar el aislamiento social.
El segundo gráfico confirma que, en efecto, tomar medidas de aislamiento mucho más estrictas no implica sufrir muchos menos fallecimientos. Lo primero, reflejado en el eje horizontal, se mide a partir del Índice de Rigurosidad creado por la Universidad de Oxford para medir la intensidad del confinamiento adoptado en cada país, mientras que lo segundo, anotado en el eje vertical, se estudia con los datos de fallecidos por millón de habitantes para los dos primeros meses de la pandemia.
Por tanto, "cerrar tarde" provocó muchas más muertes y "cerrar mucho" ha generado una crisis económica de mayor calado. Se han tomado, pues, las peores decisiones posibles en términos sanitarios y económicos.