Debido a la situación que afrontamos en los mercados desde principios de año, las carteras a largo plazo se han convertido en una de las opciones más valoradas para invertir. En primer lugar, una inversión a largo plazo se extiende, al menos, por un periodo de 12 meses, aunque en la mayoría de ocasiones el horizonte suele ser mucho más amplio. El objetivo es comenzar a ahorrar con un horizonte amplio para disponer de las ganancias años después, por ejemplo, de cara a una jubilación o la compra de una vivienda.
Las carteras a largo plazo se caracterizan sobre todo por ser capaces de soportar con buenos resultados la volatilidad presente en los mercados, aspecto que ha estado muy presente durante los últimos meses debido a la pandemia del coronavirus.
Respecto al perfil de inversor que puede estar más interesado en el largo plazo, hay que tener en cuenta a qué irá destinado el dinero ganado y cuál es el horizonte de inversión. En concreto, dentro de los perfiles más adecuados para una cartera a largo plazo, destacan quienes quieren ahorrar de cara a su jubilación o a la educación de sus hijos.
Si un inversor decide empezar a ahorrar a través de una cartera a largo plazo, lo primero debe ser establecer sus objetivos. En este sentido, lo más importante es ser realistas y anticiparse lo máximo posible a las situaciones que puedan surgir. Asimismo, destaca la necesidad de tener paciencia a la hora de apreciar los resultados de la inversión.
Uno de los grandes aliados en una cartera de estas características será la diversificación, que se logra a través de la inversión en diferentes categorías de activos o en distintos sectores. Por otro lado, la renta variable también parece más indicada, ya que se pueden obtener rendimientos muy superiores en comparación con la renta fija.
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