El presidente de Sagardoy Abogados, Íñigo Sagardoy, compareció la pasada semana en el Grupo de Trabajo para la Reactivación Económica. Lejos de asumir el discurso habitual en las Cortes, que vilipendia la reforma laboral y aboga por su derogación, el abogado y profesor universitario defendió la importancia de preservar los elementos de flexibilidad que se aprobaron entre los años 2010 y 2012.
"Yo creo que todos somos partidarios y conscientes de que queremos un empleo de más calidad en nuestro país, pero a lo mejor no nos damos cuenta de que el 75% de los contratos en nuestro país son indefinidos. Sería bueno aumentar más aún esa tasa, pero es un dato muy positivo", recordó.
El jurista puntualizó también que "aunque la temporalidad sea mayor de lo que desearíamos, hay que tener en cuenta que, en España, este tipo de empleo se ha usado como herramienta de flexibilidad. Tradicionalmente había una gran rigidez en los elementos configurados de la relación laboral, de modo que los empresarios buscaban flexibilidad a partir de la contratación temporal. Ya en los años 80 hubo un boom de regulación sobre contratación temporal que iba en el sentido de facilitar estos desarrollos".
"A veces puede que exista una cultura empresarial un tanto atrasada, que acude al contrato temporal cuando posee otras herramientas similares a disposición. Pero también es verdad que el empleo temporal va asociado a menor formación y menor productividad, de modo que eso también hay que tenerlo en cuenta", anotó.
Durante su intervención, Sagardoy afirmó que la flexiseguridad es "muy adecuada, sobre todo en tiempos de crisis, porque preserva los derechos legítimos de protección social que tienen los trabajadores, pero también garantiza el derecho del empresario a adaptarse a las circunstancias y organizar su empresa mejor, sobre todo en tiempos de dificultad. Esta fórmula es la que mejor preserva el empleo".
En este sentido, se mostró partidario de dejar en pie los cambios introducidos durante la pasada crisis: "no considero que este sea el momento ni la forma de derogar la reforma laboral. No es el momento porque una crisis requiere flexibilidad y no es la forma porque, al menos inicialmente, se ha planteado una derogación de espaldas a los empresarios y los sindicatos, que son los que conocen la realidad empresarial y sectorial en cada ámbito".
Una "rotonda" para ofrecer más salidas
"En materia de negociación colectiva, es fundamental que se pueda considerar la realidad empresarial. En 2009 veíamos que, por decisiones sectoriales, una empresa con pérdidas masivas se veía obligada a subir un 3% los sueldos en 2010, 2011 y 2012. Esa normativa estática hizo que muchas empresas terminasen suspendiendo pagos y mandando a más gente al paro", recordó Sagardoy.
"A través de los cambios normativos de 2010 y 2012 a los que aludimos cada vez que hablamos de la reforma laboral, se ha creado una especie de "rotonda" para que el empresario no solo tenga la salida de extinguir contratos y despedir como única forma de ajuste, sino que tenga también otras salidas que permiten la preservación del empleo, como el ajuste salarial, la reducción de jornada, los ERTE, etc.", explicó el abogado y profesor.
"Aún recuerdo la visita de una empresa que vino a mi despacho en 2011. Necesitaba reducir un 10% el coste salarial y, en base a la norma en vigor, era imposible. El empresario aguantó un mes más pero, finalmente, tuvo que aplicar un ERE que acabó con 200 de sus 800 puestos de trabajo. Si aquello hubiese pasado un año después, la reforma laboral habría hecho posible mantener los 800 empleos, con reducciones de salario y de jornada, pero evitando el aumento del paro", concluyó.