Unas tortugas ahogadas con bolsas de plástico en la imagen más repetida en las campañas de concienciación del ecologismo mundial que lidera Greenpeace. En estas tesis antiplásticos se ha fundamentado el Gobierno de Pedro Sánchez que, con Teresa Ribera al mando de la cartera de Transición, ha aprobado un Anteproyecto de Ley que trae de cabeza a los industriales del sector.
El populismo verde gana adeptos y convence por su relato de falsos mitos y creencias sobre el plástico desmontadas por expertos y científicos en varios estudios. Tanto ha sido así que Ribera abocará a la destrucción de 285.000 empleos en España entre puestos de trabajo directos e indirectos y solo como aperitivo. A esto hay que sumarle el impuesto al plástico, que terminará repercutiendo en los consumidores al incrementarse el precio de los productos, tal y como afirman los fabricantes.
Salvador Benedito, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios del Plástico y que pertenece a la Plataforma Española del Sector de los Plásticos, defiende la importante y crucial labor de los empresas del plástico en la pandemia del coronavirus. Una crisis sanitaria imposible de superar sin el uso de los plásticos, por ejemplo, en los hospitales.
El plástico y la covid-19
"Yo les diría que cuando entren al hospital sean consecuentes con su ideología y les cuenten a los sanitarios que no admiten nada de plástico. Que les adviertan a los médicos de que no quieren que usen batas, tubos, bolsas de plasma, sillones, guantes… Evidentemente a alguien así no le dejarían entrar. Este Gobierno es populista porque, cuando no sabe gestionar algo, lo prohíbe y castiga sin entender nada. El plástico salva vidas y no contamina. La industria de los plásticos es la primera que ha respondido de inmediato en la crisis del coronavirus y la lucha contra la pandemia. Es versátil, transformable y se puede obtener de manera rápida. No tenemos que esperar 25 años a que crezca un árbol. Hemos hecho millones de guantes, pantallas protectoras en el momento que se necesitaban. Se van a cargar miles de empresas y trabajadores en el peor momento", comenta el empresario a Libre Mercado.
Pero los anuncios propagandísticos contra el plástico están ya inundando buena parte de los medios de comunicación con vídeos de mares llenos de guantes y mascarillas. Sin embargo, los fabricantes hablan de que el plástico es un residuo como cualquier otro y que los que contaminan son los humanos con su conducta incívica. Por este motivo, consideran que lo que el Gobierno debe implementar recursos de recogida y reciclaje e invertir en concienciación en vez de medidas de castigo y prohibición a las empresas.
"Esto tiene un claro fin recaudatorio. No va de concienciar sino que tiene como meta una agresiva fiscalidad recaudatoria, en lugar de invertir es educación y civismo. Ahora vemos calles, ríos y mares inundados de material sanitario, guantes, mascarillas…¿Se van a prohibir? No, lo que hay que hacer es gestionar unas normas para este residuo. Hay que establecer los medios físicos y necesarios para su recogida y posterior reciclaje. Por ejemplo, un cliente que salga de un establecimiento debe tener siempre un sitio para depositar los guantes en una caja. Si hemos movilizado a la policía, guardia civil y ejército, ¿cómo es posible que no podamos hacer que la gente sea más cívica?", se pregunta el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios del Plástico.
¿De vuelta a la tala de árboles?
La obligatoriedad de acabar con los monousos de plástico —pajitas, vasos, cubertería o agua embotellada que ha aprobado el Gobierno— encierra grandes contradicciones que no se podrán llevar a cabo en la práctica, según informan los industriales. De hecho, la vuelta al uso del cartón o papel en vasos traería consigo el pasado movimiento ecoizquierdista contra la tala de bosques. Un problema que, como bien expuso el economista Anxo Bastos, se acabó no con Greenpeace, sino con la invención del pendrive.
"Si empezamos a emplear papel o cartón en los vasos tendremos de nuevo a los ecologistas con el movimiento de hace unos años contra la tala de bosques y árboles. Y si tiras el vaso de cartón a la calle tienes el mismo problema residual. Además, si tenemos que acabar con los plásticos de un solo uso — tarrinas de aceite, mantequilla, pajitas, cucharitas, platos— va a haber verdaderos conflictos. Un avión con este material de plásticos representa 100 kilos, si lo sustituimos por metal supondría hasta 3.000 kilos. Repercutiría en el aumento de combustible, la capa de ozono y el precio del billete. Además generaría un problema de seguridad porque cuchillos de metal en un avión no se permiten", expone Benedito.
El industrial justifica la posición de desventaja que tienen frente a las grandes organizaciones ecologistas que funcionan como a modo de lobby en Bruselas: "Hay que tener en cuenta que las asociaciones de empresarios no tienen apenas subvenciones. Greenpeace es subvencionada con millones de euros con los intereses comerciales que tenga detrás, si quieren atacar a un sector para beneficiar a otro realizan una campaña mediática de acoso y derribo consiguiendo su objetivo sin estar basado en hechos contrastables y científicos", puntualiza Benedito.
El plástico, imprescindible en la sociedad
Los mantras de los grupos antiplásticos son combatidos con rigor por los empresarios del sector, quienes ponen de manifiesto la enorme importancia del plástico en el mundo moderno.
"La sociedad actual no se puede entender sin el plástico. ¿Ordenadores y móviles? ¡Son de plástico! En el sector de la construcción el 40% es plástico. Estos materiales duran entre 50 y 100 años. Las galerías de agua llevan conducciones que son de plástico. ¿Qué quieren, quitarlas? ¿O solo que eliminemos las pajitas? Es una incongruencia todo. Declarar la guerra al plástico suena bien dentro de un discurso populista, pero nadie diría que eliminaran las conductos de las galerías de agua. Es como cuando quisieron eliminar el PVC en los ayuntamientos. Estos se limitaron a quitar cuatro botellas de agua y decidieron servirla en jarra. Después se dieron cuenta que si eliminaban todo el PVC se vendría abajo el 80% del consistorio. La Administración Pública debe creer más en las empresas y consultarnos, este Gobierno no tiene ninguna experiencia en este asunto. ¿Cómo no vamos a embotellar en un municipio donde el agua no es potable y no se puede beber? Es que no saben de lo que hablan", advierte el empresario.
A este respecto, las industrias no solo destacan lo esencial que es el plástico en el ámbito sanitario. En la alimentación, la protección, la higiene y el transporte de alimentos, el plástico es imprescindible. "Un pepino envuelto en plástico tiene 4 veces más tiempo de vida que uno que no lo esté, al igual que el resto de verduras o frutas que se envasan. En cuanto a higiene nadie le pone las manos continuamente y más en una situación sanitaria como la que nos encontramos. En la conservación y el transporte de mercancías es fundamental", añade Salvador Benedito.
El presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios del Plástico y miembro de EsPlástico en España vaticina un año negro y reprocha a las autoridades que no se haya contado con ellos. "Este Gobierno que presume de popular va a hundir a la pequeña y mediana empresa. Una multinacional que tenga que invertir miles de millones en nueva maquinaria lo hará de forma más fácil. Al señor que posea una pequeña máquina que la ha llevado diez años pagarla, tendrá que cerrar y no podrá seguir. No puede cambiar de máquina cada vez que a una ministra se le ocurra que un producto no le parece bien. No se puede penalizar un material porque ahora está de moda ir en contra del plástico. Debemos trabajar entre todos sin improvisar, porque se van a cerrar centenares de empresas", concluye.