El Congreso ha dado luz verde a la Tasa Google, el primer impuestazo de la gran escabechina que prepara el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. La voracidad fiscal del Ejecutivo social-comunista le ha llevado a no esperar siquiera a lo que acuerde la UE sobre dicho tributo. De hecho, la execrable María Jesús Montero quiere empezar a extraer cuanto antes a las grandes tecnológicas el 3% de sus ingresos. Con las compañías afectadas espantadas y EEUU investigando a España por los estragos que la tasa va a causar en sus empresas –no hay que olvidar que Amazon, Facebook o Google son estadounidenses–, Hacienda pretende embolsarse con semejante exacción 968 millones de euros.
El saqueo social-comunista continuará con la Tasa Tobin, que grava las transacciones financieras, y la subida disparatada del IRPF a las rentas de más de 130.000 euros. Sociedades también subirá, lo que repercutirá en todas las empresas… a no ser que produzcan plástico de un solo uso; éstas, que están salvando de la hecatombe al planeta en plena pandemia del coronavirus, además pagarán otro tributo para proteger el medioambiente, dicen los intoxicadores de mentes.
Y mientras, la crisis del covid-19 sigue desangrando la economía nacional, con lo que las expectativas recaudatorias del Gobierno no pasarán de mero espejismo. De momento, el Ejecutivo ha tenido que reducir su previsión de ingresos, aunque su optimismo sinvergüenza le ha llevado a calcular que el desplome será de sólo 25.700 millones de euros. Ni siquiera la Airef se cree a la banda de Sánchez e Iglesias, y vaticina que el descalabro tributario puede llegar a los 56.000 millones. Más del doble.
Como no podía ser menos, los liberticidas de Podemos apuestan por disparar aún más los impuestos. A los chavistas les da igual que ya Laffer demostrara que la pulsión impositiva no garantiza un aumento de ingresos, sino todo lo contrario. Iglesias ha llevado a la sedicente Comisión de Reconstrucción Económica su impuesto a los ricos, que no es otra cosa que la resurrección del Impuesto sobre el Patrimonio, mientras que, por otro lado, el ala más radical de su formación ha presentado un plan para disparar los impuestos en casi 80.000 millones al año. Así, en el ignominioso documento Horizonte País: programa de reconstrucción para una salida justa de la crisis del covid-19 se amenaza con una subida formidable del IRPF, del IBI, de Sucesiones y con gravar más los depósitos, entre otras aberraciones como pensadas para hundir en la miseria a España y convertirla en Venezuela.
Los neocaciques Sánchez e Iglesias quieren crujir a impuestos a quienes producen para regar con subsidios a los que no, mientras en Alemania apuestan por relanzar la economía con una rebaja del IVA general del 19 al 16%. Por el lado del gasto público, la factura se encuentra disparada, lo que no le quita el sueño a un Gobierno despilfarrador que no tiene intención de realizar ajuste alguno hasta que no se lo imponga Bruselas. Entonces, los indeseables social-comunistas tendrán el chivo expiatorio perfecto.
¿Se saldrá con la suya el Gobierno más incompetente y peligroso desde la instauración de la democracia?