El gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias insiste en que subirá los impuestos "a los ricos" para enjuagar el enorme déficit público provocado por su lenta e incompetente respuesta a la pandemia del coronavirus. Sin embargo, el economista y escritor Daniel Lacalle tiene claro que el aumento tributario no recaerá solamente sobre quienes más ganan, sino que terminará afectando al grueso de la población.
En su nuevo libro, Libertad o igualdad (Deusto, 2020), el economista jefe de la gestora Tressis recuerda que "el contribuyente medio ya soporta el grueso de la recaudación, pagando anualmente más de 12.000 euros en impuestos y dedicando 177 días de salario a cumplir con Hacienda". Sin embargo, la factura fiscal de las rentas altas "es muy superior. Si partimos de un contribuyente soltero y sin hijos que gana 150.000 euros brutos al año, vemos que paga a Hacienda unos 84.000 euros al año".
En España, el número total de contribuyentes que gana más de 150.000 euros anuales "asciende a apenas 99.582 personas, que suponen solo el 0,5% de quienes pagan IRPF. Si subimos el umbral a 600.000 euros de renta anual, vemos que solo hay 9.500 contribuyentes en este segmento. España es uno de los países de la OCDE con menos contribuyentes de rentas altas y con los patrimonios pasa algo muy parecido".
Algo parecido ocurre con las grandes empresas: "según datos del Ministerio de Trabajo, son menos del 0,17 por ciento del total, de modo que apenas hay 4.864 empresas con estas características. De ellas, unas 750 contribuyen la inmensa mayoría de lo recaudado en concepto de Impuesto de Sociedades. Además, lejos de moverse en torno al 5% como a veces afirman los partidarios del estallido fiscal, los datos de la Agencia Tributaria muestran que las grandes empresas pagan un Impuesto de Sociedades del 19%".
Los números no cuadran
"El que piense que el 0,5 por ciento de los contribuyentes y el 0,1 por ciento de las empresas va a sufragar decenas de miles de millones de euros anuales y va a contribuir con infinidad de recursos adicionales a lo que ya pagan, tiene un problema con la estadística, las matemáticas y la historia. Y al final, la explosión del gasto la terminamos pagando todos, con subidas de IVA y otros impuestos", explica el también asesor económico del PP.
Al final, "el mensaje de cobrar impuestos a los ricos para resolver los problemas del gasto de miles de millones no es más que una forma de avanzar en pos del control total, creando clientes entre los votantes con ingresos bajos y granjeando un grupo de empresas que se salven de la quema por ser próximas al gobierno. Dicho de otro modo: cultivamos el amiguismo. Por eso, los gobiernos recurren siempre a la falacia de cobrar más impuestos a los ricos y a las empresas que no son de su cuerda, para hacerse con el control total y destruir la prosperidad y la libertad".