Nils Karlsson es el director del RATIO Institute, uno de los think tanks más influyentes de Suecia. Libre Mercado se ha sentado a hablar con él para comentar la estrategia del país escandinavo
La estrategia sueca es distinta y ha generado cierta polémica.
No podemos contener el virus: tenemos que manejarlo, tenemos que adaptarnos. Sabemos qué grupos de población son más vulnerables y tenemos que protegerlos. Eso implica poner el acento en cuidar a los mayores y a otros colectivos, pero no debería traducirse en cerrar por completo la sociedad y la economía.
¿Hasta qué punto la sociedad sueca ha cumplido la recomendación de mantener cierto aislamiento social?
Diría que el seguimiento de estas recomendaciones ha sido muy alto. Se puede ver en las aplicaciones de movilidad de Apple, Google… que muestran cómo la población ha reducido su exposición de forma significativa. Obviamente, como aquí no hay un cerrojazo generalizado, hay casos aislados que rompen con la norma. En Estocolmo, por ejemplo, se hacen inspecciones semanales y, durante los últimos siete días, se detectó que había cuatro restaurantes y bares que tenían un nivel excesivo de clientes. Pero hasta ahí. ¡Son anécdotas!
Se ha especulado con la posibilidad de que Estocolmo esté a escasas semanas de alcanzar la llamada "inmunidad de grupo". ¿Es así?
Los epidemiólogos y matemáticos creen que Estocolmo alcanzará la inmunidad de grupo entre finales de mayo y mediados de junio. Los expertos consideran que basta con que el 40% de la población haya sufrido la enfermedad para lograr un escenario de este tipo. De modo que todo apunta a que antes de julio se habrá alcanzado tal situación.
El famoso "aplanamiento de la curva" ha sido el argumento de buena parte de los gobiernos europeos para confinar a la población. Pero aquel planteamiento, que ahora sirve para justificar todo tipo de medidas restrictivas, planteaba una mirada estática que ignoraba hasta qué punto la capacidad sanitaria se puede aumentar de forma significativa en el corto plazo. ¿Qué tal le ha ido a Suecia en ese frente?
El número de enfermos en las UCI de nuestro país nunca llegó a ser excesivo, porque como bien dices la clave está no solo en contener los ingresos sino también en aumentar la capacidad para la atención de esos pacientes graves. En ese sentido, Suecia ha llegado a duplicar su despliegue de camas para cuidados intensivos, aunque lo peor ha pasado ya y, de hecho, los ingresados que están en esta situación han caído un 20% durante los últimos días. La idea es mantener una estrategia que permita un rápido aumento de la capacidad sanitaria si acaso fuese necesario.
La mortalidad por habitante es menor que en España, Italia, Francia, Reino Unido, pero sí es mayor que en otros países nórdicos. Sin embargo, las autoridades suecas insisten en que su apuesta tiene peores resultados a corto plazo.
Así es. La idea es que en Suecia no se esperan grandes rebrotes de la enfermedad, pero ¿qué puede ocurrir en otros países donde el patógeno ha circulado menos? En su caso, hay un miedo razonable a que se produzca una nueva ola de contagios en otoño o invierno. Por eso decimos que la estrategia sueca tendrá que juzgarse con un horizonte temporal más dilatado, porque nosotros no esperamos que se den esos repuntes del número de contagiados.
Hay países que han adoptado una estrategia alternativa: ni siguen el camino sueco, ni adoptan el cerrojazo español o italiano. Es el caso de Austria, Alemania o Corea, con medidas de aislamiento más blandas y de menor duración. ¿Qué opinión le merecen estas respuestas?
Creo que, más allá de los resultados comparados, la clave es la rapidez con la que se toman medidas. En España se cometió un grave error tomando medidas restrictivas cuando ya era demasiado tarde. Dinamarca, por ejemplo, adoptó una estrategia de confinamiento, pero lo hizo con rapidez y planteando desde el primer momento el paso a una fase de adaptación y reapertura.
¿Cuáles son las proyecciones económicas? ¿Ha minimizado Suecia el impacto de la covid-19 sobre su producción y sus niveles de empleo?
Ahora mismo, el escenario de referencia prefigura un descenso del PIB del 7% durante el año 2020, principalmente por la caída de las exportaciones. El mercado de trabajo se adapta rápidamente gracias a la flexibilidad laboral, que permite reducir salarios y jornada laboral para asumir el golpe a corto plazo y volver pronto a la normalidad. Esperamos que el paro no supere el 8%, un dato que ronda la media europea previa a la pandemia. Hay que tener en cuenta, eso sí, que nuestro nivel de participación laboral es mucho mayor que el de numerosos países europeos, de modo que la tasa de ocupación sobre el total de la población seguirá siendo muy elevada.