¿Es posible medir la respuesta y gestión del coronavirus de los distintos países europeos a partir de indicadores objetivos referidos a la situación sanitaria y económica de los veintisiete socios comunitarios? Esa es la meta del Índice de Respuesta y Gestión del Coronavirus, un estudio de Diego Sánchez de la Cruz y Santiago Calvo López, autores del presente artículo, para Foro Regulación Inteligente.
Dicho informe, que avanza Libre Mercado en exclusiva, toma en consideración un total de ocho variables: tasa de letalidad (John Hopkins University), número de contagios frente al total de test realizados (John Hopkins University y Our World in Data), test realizados por cada mil habitantes (Our World in Data), comparativa entre el número de camas UCI necesarias y disponibles (Institute for Health Metrics and Evaluation), estimación de caída del PIB para 2020 (Fondo Monetario Internacional), proyección de aumento del paro (Fondo Monetario Internacional), saldo fiscal heredado del ejercicio anterior (Eurostat) y deuda pública a comienzos de 2020 (Eurostat).
Los anteriores indicadores permiten estudiar la gravedad de la crisis sanitaria y económica a partir de informes que ofrecen datos para los veintisiete países de la Unión Europea. Haciendo este ejercicio, podemos comprobar que países comúnmente ensalzados por su manejo de la pandemia, como Alemania o Austria, figuran en la zona media-alta de la tabla, pero realmente son otros ejemplos menos conocidos los que copan los primeros puestos del Índice de Respuesta y Gestión del Coronavirus.
Así, Estonia se ubica en primera posición, con un total de 100 puntos, mientras que Bulgaria y Eslovaquia completan el top tres, con 97,06 y 94,1 puntos, respectivamente. Por el contrario, España aparece entre los países peor clasificados, acompañada de Bélgica, Irlanda, Italia, Países Bajos y Francia, con puntuaciones que se mueven entre los 60 y los 65 puntos.
Así ha manejado Estonia la pandemia
¿Cómo ha manejado la pandemia Estonia, líder de la tabla según de los indicadores analizados? Una de las claves fue la rapidez del país báltico a la hora de tomar medidas: el 13 de marzo, el gobierno declaró el estado de alarma y afirmó que lo mantendría hasta el 1 de mayo. Esto supuso el cierre de colegios y universidades, la prohibición de eventos deportivos o culturales y otras restricciones. Por aquel entonces, el número de casos era de apenas 80 personas.
El gobierno cerró fronteras, exigió el mantenimiento de dos metros de distancia social entre sus ciudadanos, decretó que las salidas a la calle fuesen individuales o en pareja, etc. El pico de hospitalizaciones se superó a mediados de abril, dando pie a una estrategia de desescalada que ya está en marcha.
Hoy, el país báltico presenta un total de 1.746 infectados y la mortalidad es de apenas 46 decesos por millón de habitantes. Su cuadro macroeconómico para enfrentar la pandemia no puede ser más sólido: el paro cerró 2019 por debajo del 6%, la deuda pública alcanza apenas el 8% del PIB y el saldo fiscal esperado para el pasado año rozaba el superávit.