El treinta de abril, el Gobierno de Sánchez envió a Bruselas, al límite de tiempo, la actualización del Programa de Estabilidad para los años 2020 y 2021, que al día siguiente presentaron ante la prensa la vicepresidenta Calviño y la ministra Montero. En dicha presentación, vinieron a decir que España crecía de manera robusta y equilibrada antes de la llegada de la enfermedad y que todo hacía indicar que la recuperación sería fuerte, en uve asimétrica, según Calviño.
Al analizar sus datos se veían inconsistencias, como que el gasto, que sube muchísimo, no subiese todavía más, por dos motivos: un mayor número de parados al previsto por el Gobierno, que dejaba la tasa de paro en el 19% en 2020 y en el 17,2% en 2021, y por el efecto de la renta mínima permanente que quieren introducir, cuyo coste podría llegar a los 17.000 millones de euros anuales, según se puede estimar desde la cifra que en junio de 2019 publicó Escrivá cuando presidía dicho organismo, aunque ahora ha dicho que serán sólo 3.000 millones.
Paralelamente, no se sostiene que estimen una caída de ingresos del 5,3% cuando la actividad económica va a retroceder un 9,2%. La caída de recaudación del tributo que proporciona mayor recaudación, que es el IRPF, la cifran en poco más del 2%. Por mucho que la liquidación de la campaña de renta de 2019 suavice la cifra, es inconsistente con la caída del PIB prevista para 2020.
Y de manera asombrosa, el Gobierno comunicaba a Bruselas dicha actualización sin estimar el déficit y la deuda para 2021, aunque Bruselas sí que los estimó y publicó días después dejando bien claro que la política económica de Sánchez nos va a volver a meter estructuralmente en el déficit público excesivo para años venideros.
Para tapar todos estos puntos débiles, el Gobierno corrió a afirmar que su informe estaba avalado por la AIReF. La institución tardó muy poco en comunicar que lo había avalado, pero con limitaciones de información, que esperaba recibir, y riesgos importantes de mayor deterioro. Menos de una semana después, emitía un informe en el que deja al Gobierno al descubierto en sus inconsistencias. La AIReF contempla dos escenarios: ambos, con reapertura a mediados de mayo -que ya es optimista con los ritmos y planes del actual Gobierno-, pero uno sin que sea necesario volver a encerrar un mes más a la población por un rebrote duro del virus en otoño (escenario 1) y otro en el que haya que añadir un mes de encierro en septiembre de producirse el mencionado rebrote abrupto.
En la evolución del PIB, la AIReF contempla que en 2020 el PIB caerá entre el 8,9% y el 11,7%, con un crecimiento en 2021 de entre el 4,6% y el 5,8%. Por su parte, el Gobierno estima una caída del 9,2% en 2020 y una subida del 6,8% en 2021. Es decir, la AIReF, en el mejor de los casos, contempla una caída en 2020 similar a la del Gobierno, pero en su escenario más duro contempla una recesión dos puntos y medio superior a la cifra del Ejecutivo. Al mismo tiempo, la AIReF no espera un rebote tan importante, limitando al 5,8% el crecimiento de 2021 en el mejor de los casos, un punto menos que la del Gobierno, que en el escenario 1 de la AIReF llega a ser 2,2 puntos inferior.
Dentro de la composición del crecimiento económico, el consumo privado se contraerá en 2020 con más intensidad que lo estimado por el Gobierno, según la AIReF, y la recuperación del mismo tampoco será tan sólida como marca el Ejecutivo.
Especialmente crítica es la AIReF con la esperada evolución de la inversión, una de las variables que mejor recoge las expectativas. La caída que estima el Gobierno es en el mejor de los casos la misma que la de la AIReF para 2020 (en el peor, cae 7,2 puntos más), pero el ritmo de recuperación que plasma el Gobierno es exagerado incluso respecto a la previsión más optimista de la AIReF, que se queda entre 10,5 puntos y 14 puntos por debajo en la recuperación. Esto muestra que el Gobierno no está generando confianza que mejoren las expectativas.
Y esto tiene su traducción en el empleo, donde el Gobierno también es optimista en exceso -pese a los pésimos datos a los que nos lleva cuesta abajo- y la AIReF le enmienda la plana. Así, mientras que Sánchez considera que el empleo descenderá un 9,7% en 2020 para recuperarse un 5,7% en 2021, la AIReF estima que en 2020 caerá entre un 9,7% y un 12,9%, y en 2021 la recuperación del mismo será a un ritmo entre el 2,6% y el 3,1%.
Y en lo que la AIReF muestra una mayor censura al Gobierno es en su previsión de gasto, ingresos, déficit y deuda. De esa forma, estima que las medidas adoptadas incrementarán el déficit entre 3,3 y 4,2 puntos sobre el PIB, frente a los 2,7 puntos que estima el Gobierno.
Paralelamente, estima que los ingresos serán entre 1,7 y 1,8 puntos del PIB menores que los estimados por el Gobierno. Así, calculando el PIB nominal de 2020 con los datos del programa de estabilidad, dicho PIB desciende hasta 1,1 billones de euros. Por tanto, la AIReF estima unos ingresos entre 19.032 millones y 20.151 millones menos que los que estima Sánchez.
Por el lado del gasto, si bien en el escenario más optimista la AIReF concede que podría ser 1,1 puntos menor que la del Gobierno, en el escenario más duro eleva el gasto en otros 19.031 millones de euros sobre el previsto por el Gobierno.
De esa manera, frente al 10,34% de déficit que calcula el Gobierno para 2020, la AIReF cree que se moverá entre el 10,9% y el 13,8%. Para 2021, la AIReF contempla que seguirá muy elevado, de manera que muestra que gran parte del gasto será estructural y permanecerá, con efecto importante de los estabilizadores automáticos, que implican que no se reducirá tanto el desempleo y que la recuperación no será tan vigorosa (más gasto y menos ingresos, respectivamente). El déficit para el año que viene lo estima entre el 7,5% y el 9,4%. El Gobierno envió su documento sin estimación para 2021.
Eso revierte en un crecimiento exponencial de la deuda, que en 2020 la AIReF cifra entre el 115% y el 122% frente al 115,5% del Gobierno. Para 2021, la AIReF la sitúa creciendo: entre el 117% y el 124%, que denota que se ancla parte del gasto como estructural, tal y como ya anticipaba en sus estimaciones del déficit. El Gobierno tampoco envió a Bruselas estimaciones de deuda para 2021. Estamos hablando de una deuda que puede ser 72.769 millones de euros mayor que la que prevé el Ejecutivo en 2020.
En definitiva, la AIReF deja al descubierto a Sánchez y sus estimaciones, que son extremadamente optimistas y, en muchos casos, inconsistentes. Además, desgraciadamente, con el ritmo de reapertura que ha planteado el Gobierno, el tejido productivo puede destruirse mucho más y, con ello, cientos de miles de puestos de trabajo adicionales, que empeorarían todos los indicadores. El Gobierno está hundiendo la economía al cercenar las posibilidades de una recuperación rápida y sólida, y, con ello, condena a España a un retroceso económico enorme. El Ejecutivo debería rectificar, pero mucho me temo que no lo hará y el paro masivo y la ruina económica se extenderán por España.