El Gobierno necesita liquidez. Los gastos por la crisis del coronavirus se han multiplicado, mientras que los ingresos hacen aguas por la parálisis de la economía y, también, por los aplazamientos de algunos impuestos que ha aprobado el Ejecutivo socialista. Esta situación está tensionando la caja del Estado hasta el extremo, llevando al Gobierno a recurrir a una de sus herramientas estrella: la deuda.
Una prueba evidente de esta falta de cash ha sido la última emisión sindicada del Tesoro, donde el Estado ha tenido que incrementar los intereses de la colocación debido a los recelos de los inversores hacia nuestro país, unido a la urgencia en el pago de los ERTE, pensiones y otras partidas inminentes.
Se trata del "mayor bono sindicado de la historia del mercado", destacaba el Ministerio de Economía el pasado 22 de abril, cuando el Tesoro colocó 15.000 millones de euros de deuda española a 10 años. "El mayor importe emitido en una referencia en la historia del mercado de capitales", añadía el departamento que dirige Nadia Calviño. "A pesar de la volatilidad financiera global, la demanda superó los 96.500 millones de euros, la más alta recibida por cualquier emisor público o privado para una sola referencia. Esta elevada demanda pone de manifiesto la confianza de los inversores internacionales y refuerza el papel del Tesoro Público como un emisor de referencia", continuaba celebrando el ministerio de Calviño.
El bono emitido vence el 31 de octubre de 2030, tiene un cupón del 1,25% y una rentabilidad del 1,306%. Banco Santander, Barclays, BNP Paribas, Citigroup, HSBC y JPMorgan actuaron como directores de esta emisión.
Una emisión cara
A parte de estos hitos, el millonario paquete de deuda resultaba llamativo por su carácter sorpresivo —ya que se producía fuera del calendario de emisiones previstas—, pero también por su elevado precio. Y es que, el Tesoro o, dicho de otra forma, el contribuyente, va a pagar por estos 15.000 millones de euros 20 puntos básicos más de intereses, que se traducen en 300 millones de euros extra, simplemente, por haberse lanzado al mercado ese fatídico 22 de abril.
En el siguiente gráfico, puede observarse la evolución del bono español a 10 años del último mes. Vemos que el mayor pico se produjo el 22 de abril, con el interés en el 1,15%, cuando se partía de niveles por debajo del 1%. Por tanto, el Tesoro no pudo elegir peor momento para salir a los mercados en busca de dinero.
Un detalle que podía hacer intuir al Estado que no iba a ser un buen día para financiarse era que un día antes lo hacía Italia, con otra emisión sindicada, y ambos países tienen el mismo perfil de inversor. ¿A qué se debió tanta urgencia? El economista, Javier Santacruz, lo tiene claro.
"La fecha no es casual"
"La fecha no es casual. El Gobierno ha retrasado un mes las liquidaciones de IVA e IRPF, que se cobran los días 21 de cada mes, y la Administración necesitaba liquidez para pagar las nóminas de finales de abril. Había que pagar los ERTE y el resto de gasto corriente. El Gobierno tenía que sacar el dinero de algún sitio, por lo que lo ha hecho pagando un mayor precio", explica a Libre Mercado. Además, debido a la pandemia, los contribuyentes "se han apresurado a reclamar las devoluciones de la campaña de renta, que siempre se aceleran en abril. En mayo se produce un impás y se esperan la mayoría de los ingresos en junio. Por lo que, hasta entonces, Hacienda no tendrá esa otra ventana de liquidez con los contribuyentes a los que les sale a pagar la renta", añade.
"El Tesoro tenía que ofrecer algo atractivo (el interés) porque la desconfianza en España había aumentado, y esta, es una consecuencia del aumento de la prima de riesgo española", apunta Santacruz. Tras años de estabilidad, la prima de riesgo de nuestro país alcanzó en abril los 150 puntos básicos, llegando a máximos del año 2017. "Se ha visto que España está siguiendo el camino de Italia en cuanto al confinamiento y a la recuperación, que se aleja de la famosa V, y eso tiene un precio", explica. En lo que va de año, sólo ha habido un día con el bono a 10 más caro, el 18 de marzo, cuatro días después de la aprobación del estado de alarma, "cuando se supo que se iban a cerrar todos los negocios", apunta Santacruz.
Otra evidencia de las prisas que le entraron al Gobierno por salir el 22 de abril, podemos observarla si la comparamos con la otra emisión sindicada del año, la del 14 de enero, cuando la curva apenas se amplió en 5 puntos básicos, el movimiento habitual.
Ahora el bono español está en el 0,87%, "debido a que se espera que el BCE vuelva a actuar y, también, a que se apruebe el fondo europeo", añade el experto. Este optimismo ha sido aprovechado por la Comunidad de Madrid, que el pasado 28 de abril captó 700 millones de euros en un bono verde en la parte descendente de la curva.
"Si no estuviera el BCE", concluye Santacruz, "el bono español se pagaría a niveles de 2012". En 2012, en plena crisis económica, España tenía que pagar más del 5% para colocar sus obligaciones a 10 años. Esta no es la primera vez que el Tesoro paga más por su deuda en mitad de la pandemia, ya lo hizo el 14 de abril con la subasta de letras a 12 meses, cuyo interés subió por primera vez desde 2016.