"Las estimaciones apuntan a un impacto poco significativo y transitorio". Esto es lo que decía la ministra de Economía, Nadia Calviño, a mediados de marzo, hace apenas un mes y medio. Este viernes, sin embargo, se ha tenido que desdecir, tal y como avanzó Libre Mercado.
Las nuevas previsiones económicas que acaba de remitir a Bruselas incluyen una caída del PIB del 9,2% y una tasa de paro del 19% en 2020 como consecuencia de la crisis del coronavirus. Se trata de la mayor recesión de la historia de España en tiempos de paz. Entre otras variables, contempla un descenso del consumo privado del 8,8% y un desplome de la inversión del 25,5% interanual, al tiempo que las exportaciones y las importaciones bajarán entre un 27% y un 31%, frente a un consumo público que, por el contrario, aumentará un 2,5% este año.
Pese a ello, el Gobierno confía en que se produzca una recuperación en forma "de V asimétrica", con un descenso muy pronunciado en la primera mitad del año y una recuperación más gradual en la segunda. Y, si bien la ministra reconoce que el grado de incertidumbre sigue siendo muy alto,considera que se trata de una estimación prudente, escorándose incluso hacia la banda más pesimista que baraja el Gobierno.
El problema es que la realidad de la economía española podría ser peor. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), por ejemplo, avala como "razonable" las nuevas previsiones de Calviño, pero no descarta "escenarios más adversos" ante el riesgo de rebrotes que ralenticen la recuperación.
Todos los expertos coinciden en que resulta extremadamente difícil ofrecer una estimación certera sobre la profundidad que alcanzará la recesión en 2020, ya que está sujeta a multitud de variables, muchas de ellas sanitarias, imposibles de predecir, aunque, por el momento, la mayoría de analistas se inclinan por una caída que oscilaría entre el 8% y el 12,5% del PIB. Así pues, el cálculo oficial del Gobierno se situaría más bien en el lado optimista de la horquilla.
Pero, con independencia de unos u otros pronósticos, lo único cierto a día de hoy es que los indicadores disponibles avanzan un desplome superior al estimado inicialmente, empeorando, por tanto, los cálculos que acaba de publicar el Gobierno. Y la mayor prueba de ello es la contracción que registró el PIB en el primer trimestre.
La economía española cayó un 5,2% intertrimestral y un 4,1% interanual, debido, especialmente, al hundimiento del consumo de los hogares (-7,5%) y la inversión, mientras que, por el lado de la oferta, destaca el deterioro de la construcción, cuyo valor añadido bruto se reduce un 8,6%, y de los servicios (-4,1%), con fuerte incidencia en comercio, transporte y hostelería (-9,7%), así como en actividades artísticas y recreativas (-10,7%).
Se trata de algo inédito. Nunca antes se había registrado un hundimiento tan brusco en tan poco tiempo. No en vano, una caída del 5,2% trimestral arroja un descenso del 20% anualizado…
Y eso teniendo en cuenta que esta caída es fruto de los 15 días de confinamiento que tuvieron lugar en la segunda quincena de marzo tras la declaración del estado de alarma. Esto significa que, durante esas dos semanas, desapareció el 40% de la actividad económica. Es decir, se paró medio país, tal y como reflejan los siguientes gráficos.
Y si el PIB cayó a plomo con 15 días de confinamiento, el mes y medio de estricto cierre empresarial sufrido en abril y buena parte de mayo avanza una caída mucho mayor en el segundo trimestre, del orden del 15% trimestral (-60% anualizado).
Tomando como referencia estos datos y dando por hecho que el desconfinamiento será gradual, especialmente en Madrid y Cataluña, dos de las regiones más afectadas por la pandemia, la caída del 9,2% del PIB avanzada este viernes por el Ejecutivo corre el riesgo de quedarse corta.
No en vano, BBVA Research estimaba hace escasos días una recesión del 8% en el conjunto de 2020, con una tasa de paro del 20,5%, partiendo -y esta es la clave- de una caída de apenas el 3% en el primer trimestre, muy inferior, por tanto, a la reportada inicialmente por el Instituto Nacional de Estadística (-5,2%). Así pues, tras el descenso registrado hasta marzo, y siempre y cuando se mantenga esta tendencia agravada en el segundo trimestre, todo apunta a que el PIB caerá más de un 10% este año.
Y lo mismo sucede en materia de empleo. Partiendo de esa misma base, la tasa de paro se situaría por encima del 20%, sobre todo si se tiene en cuenta que España es el tercer país de la OCDE con mayor exposición laboral a los sectores productivos más afectados por las medidas de confinamiento. Las estimaciones elaboradas por el Gobierno son ya de por sí dramáticas, pero, según los datos disponibles hasta la fecha, todavía escasos y preliminares, el horizonte que se cierne sobre España será aún peor.