Tras el estallido de la Gran Recesión, la economía española enfrentó una profunda crisis que a punto estuvo de llevar a nuestro país a un escenario de quiebra soberana. El fuerte aumento de la deuda pública, que pasó del 36% al 86% del PIB entre 2007 y 2012, puso en tela de juicio la solvencia del Reino y motivó la intervención del Banco Central Europeo y de las principales potencias globales, que presionaron al gobierno español para que tomase medidas de ajuste y evitase la bancarrota.
La economía española enfrenta hoy una situación mucho más complicada. Aunque la economía acumuló siete años de crecimiento, la pandemia del coronavirus ha golpeado a España con una deuda del 96% del PIB y un paro real que ronda el 40%. Ante semejante panorama, no sorprende que las proyecciones que baraja Morgan Stanley planteen una caída del PIB que rondaría el 13,5% en el escenario de referencia y alcanzaría el 22,6% en caso de que la crisis terminase reproduciendo el peor de los resultados posibles.
Estas cifras macroeconómicas tan sombrías abocan al Tesoro a una situación límite. La falta de austeridad de los doce últimos años ha dejado a nuestro país sin margen fiscal para afrontar el hondo estallido del déficit que anticipan todos los indicadores. En este sentido, el servicio de análisis de Moody’s ha avisado de que es muy probable que nuestro país opte por solicitar el "rescate" a las instituciones europeas para evitar la quiebra.
La agencia de calificación estima que los pasivos públicos se van a disparar hasta el 112% del PIB, generando tensiones financieras inasumibles. Ante esta situación, Moody’s prevé que Moncloa solicite un "rescate" de 25.000 millones de euros que sería canalizado por el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de rescate creado por Bruselas durante la pasada crisis. A esta cifra habría que sumarle otras líneas de financiación articuladas mediante el programa SURE, con el que Bruselas podría ayudar a financiar el gasto motivado por el aumento del paro. Sin embargo, el grueso de la asistencia que anticipa Moody’s vendría del Banco Central Europeo, cuyo programa de compras podría ayudar a refinanciar 114.000 millones de euros de deuda pública española.
Sumando todas las partidas anteriores, el gobierno español cubriría alrededor del 60% de sus necesidades de financiación de 2020. A cambio, la política económica pasaría a ser supervisada por Bruselas, tal y como ya ocurrió en los países que reclamaron ayudas durante la última crisis.
La economía no se recuperará en 2021
La perspectiva de Moody’s apunta a una caída del 8% en el PIB, una estimación que se sitúa en la zona media-baja de las proyecciones publicadas en las últimas semanas. En cuanto al déficit, los datos que baraja la agencia de calificación apuntan a un descuadre presupuestario del 7,6% del PIB. Eso sí: el informe de la entidad cree que la economía no se recuperará en 2021 (solo "rebotará" un 4,8%), de modo que el déficit seguirá enquistado en niveles muy elevados (5,4% del PIB).