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Lucha libre en tiempos de coronavirus: WWE sobrevive organizando combates a puerta cerrada

Los derechos de TV y un plan de ajuste permitirán reducir las pérdidas, de modo que el emporio del pressing catch sigue funcionando.

Los derechos de TV y un plan de ajuste permitirán reducir las pérdidas, de modo que el emporio del pressing catch sigue funcionando.
El COVID-19 obliga a WWE a celebrar combates sin público | WWE

La WWE de 2020 tiene poco o nada que ver con la vieja promotora de wrestling que popularizó en los años 90 a figuras como Hulk Hogan o Macho Man. Bajo el liderazgo de Vince McMahon, la compañía con sede en Connecticut se ha convertido en un emporio mediático del wrestling que cotiza en bolsa y que retransmite su programación por medio mundo, contando incluso con su propio canal de contenidos bajo demanda.

El pressing catch, mezcla de deporte y espectáculo, no es lo mismo sin público. Sin embargo, los directivos de la WWE no han querido que la pandemia del coronavirus detenga su actividad y, desde hace ya varias semanas, sus programas se están grabando a puerta cerrada, desde un pequeño gimnasio en Florida.

El shock para la audiencia es evidente. A estas alturas de la temporada, el espectador está acostumbrado a disfrutar de Wrestlemania, un macroevento celebrado anualmente en grandes estadios de hasta 100.000 espectadores. Sin embargo, mientras se prolongue la crisis del COVID-19, las luchas se celebran sin público, con un incómodo silencio que los comentaristas intentan llenar a golpe de ingenio y que la empresa ha intentado compensar explorando soluciones alternativas, como por ejemplo la grabación de combates de estilo cinematográfico, caso del reciente enfrentamiento entre El Enterrador y AJ Styles.

McMahon saca la tijera

El presidente y consejero delegado de la WWE, Vince McMahon, forma parte del grupo de expertos con el que el mandatario Donald Trump está explorando la posibilidad de reactivar lo antes posible la actividad deportiva y los eventos de masas. También Dana White, máximo responsable de la UFC, ha sido incorporado al comité, puesto que las artes marciales mixtas están igualmente a la espera de una solución, sobre todo después de que sus eventos sí hayan quedado pospuestos. Trump ya ha expresado con anterioridad que le gustaría reabrir los estadios en agosto o septiembre y que, mientras tanto, quiere apoyar lo máximo posible al sector.

En 2020, McMahon cuenta con el colchón de los ingresos garantizados que le generan los suscriptores al canal de televisión de la WWE, así como los lucrativos contratos que ha cerrado con NBC, Fox y otros conglomerados para retransmitir sus programas estrella: RAW, SmackDown y NXT. Lo primero aporta 175 millones de dólares a la cuenta de resultados, mientras que lo segundo supone 550 millones de ingresos. Si a estas dos rúbricas se le suman los eventos en Medio Oriente, que aportan 100 millones al año a cambio de dos grandes eventos en Arabia Saudí y que no están en peligro ahora mismo, resulta evidente que el grueso de los ingresos de la compañía está garantizado, puesto que las ventas anuales de la empresa se acercan a los 1.000 millones.

Sin embargo, la imposibilidad de vender entradas y reunir a miles de personas en sus eventos puede tener un impacto negativo en la cuenta de resultados. Se estima que la caída de ingresos puede rondar los 200 millones de dólares, un innegable golpe. Ante esta perspectiva, la empresa ha optado por aplicar un plan de ajuste. McMahon va a prescindir de varias decenas de luchadores y productores (la mayoría de ellos de segundo nivel, salvo Rusev o el ex medallista olímpico Kurt Angle), recortar los salarios de sus ejecutivos, reducir sus gastos corrientes y diferir la inversión prevista para el desarrollo de sus nuevas oficinas corporativas.

De esta forma, McMahon ahorrará 140 millones de dólares y compensará alrededor del 70% de la caída de ingresos esperada por la crisis del coronavirus. De modo que, pese a las complicaciones ligadas a la pandemia y la dificultad de sacar adelante un producto con el mismo interés, la compañía sigue en buena forma.

No hay que olvidar que la cotización bursátil de la WWE vivió una época dorada desde comienzos de 2017 hasta mediados de 2019, disparándose de 20 a 90 dólares. Tras un año desastroso que redujo la valoración de los títulos societarios a 30 dólares, el apetito inversor parece estar volviendo a despertarse y, de hecho, la acción ha subido a 40 dólares en las últimas semanas, reaccionando de forma favorable al plan de ajuste que ha anunciado McMahon.

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